Que Félix Salgado Macedonio sea gobernador por la puerta de atrás, es una posibilidad.

Nombrar un candidato/a a modo para que gane la elección y después él ocupe su lugar, es una estrategia conocida.

Pero para que pueda ser gobernador, tendría que esperar dos laaargos años para que se cumpliera el plazo que establece la Constitución local para que pueda ser gobernador sustituto y no interino.

Porque el interino estaría obligado a convocar a elecciones si el gobernador ganador se ausenta definitivamente antes de los dos años de su gestión.

En cambio, el sustituto terminará el periodo de seis años, una vez que el Congreso local lo elija, lo cual parece no ser un problema en Morena.

¿Puede aplicar el “Juanito’’ en Guerrero? Claro que puede. ¿Será su hija? Eso está en veremos, por lo menos hasta ayer.

Morena les dio como premio de consolación a Salgado y a Raúl Morón el cargo de dirigentes de Morena en sus estados y la posibilidad de que ellos palomearan a sus sustitutos.

En Michoacán ya fue anunciado Alfredo Ramírez Bedolla en tanto que en el caso de Guerrero, al parecer se requería la bendición de ya saben quién.

¿Juanitos o juanetes?

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Morena lanzó ayer uno de esos señuelos de distracción para desviar la atención del pueblo bueno y sabio, y de paso para tantear cómo están los ánimos después del triple descalabro que les propinó la mayoría de los magistrados del Tribunal Electoral.

Se trata de una modificación al artículo 94 de la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales, que permitiría a los partidos políticos conservar su registro nacional si obtienen al menos 3% de la votación en cualquier elección, incluida las locales.

La norma vigente establece que los partidos deben obtener 3% de la votación válida de las elecciones federales, es decir, en la elección presidencial y la elección intermedia para la renovación de la Cámara de Diputados.

La reforma no tiene sentido y nació muerta porque la Constitución establece que no puede haber cambios en materia electoral “noventa días antes del inicio del proceso electoral’’.

El proceso en vigor comenzó el 7 de septiembre del año pasado por lo que ninguna reforma en la materia puede ser aprobada.

Ya sabemos que al grupo que lidera Morena le vale la Constitución, pero esta reforma será rechazada por el INE y el Tribunal Electoral si es que se llega a aprobar.

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Parece que ni el escándalo de la manoseada desinfló la ventaja que David Monreal tiene sobre la candidata del PRI-PAN y PRD, Claudia Anaya.

La última encuesta realizada por Parametría sobre las preferencias electorales le conceden a Monreal 60%, mientras que a Anaya solo 35%.

A un mes de que finalicen las campañas esa ventaja parece inalcanzable; tendría que ocurrir algo más escandaloso que una manoseada para que Anaya se acercara un poco al candidato de Morena.

Y pese a ello, Monreal no debería confiarse.

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Después del debate entre los candidatos al Gobierno de Sonora, la encuestadora Massive Caller realizó un sondeo telefónico entre quienes lo presenciaron.

De acuerdo con este ejercicio estadístico, Alfonso Durazo fue calificado como quien mejores propuestas presentó en materia de salud con 53% de aprobación contra 27% que obtuvo el candidato del PRI, Ernesto Gándara.

Durazo fue duramente cuestionado por sus adversarios en el tema de seguridad; le siguen reclamando la falta de resultados durante su gestión como secretario de Seguridad Ciudadana del Gobierno federal.

Y aunque la percepción es que Durazo hizo mejores propuestas, Gándara le pisa los talones.

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