¿Dónde quedaron los años cuando la lucha obrera se hacía con el puño en alto? ¿Dónde están los líderes que no callaban ante una amenaza? ¿Dónde quedó la resistencia de la clase trabajadora de nuestro país? Tristemente, la respuesta es, en el olvido.

Este Día del Trabajo, nos obliga a reflexionar sobre el sector más emblemático y necesario para la justicia social de México: el obrero.
Desde el inicio de esta administración, las grandes organizaciones obreras aprendieron a callar, asumieron que las marchas no son necesarias, que la vía era pedir audiencia mediante citas. La consigna fue esperar sentados y así lo hicieron.

Hoy, no es que todo marche bien, por el contrario, hay salarios injustos, violaciones a contratos, malos servicios de salud, en el IMSS e ISSSTE, hay huelgas sin resolución, como la de Notimex donde el Gobierno protege a su directora en lugar de escuchar a los trabajadores, o bien, el caso de la mina San Rafael en Cosalá, tomada ilegalmente desde hace año y medio por el senador morenista Napoleón Gómez Urrutia, quien goza de apoyo del Gobierno federal.

Es triste ver que la cuarta transformación relega a la fuerza obrera, nos negó el derecho a recibir la vacuna contra Covid-19, sin importar que nosotros somos la fuerza productiva del país, no así, inmunizó a los siervos de la nación y a los maestros, porque para la 4T hay trabajadores de primera y de segunda. A los obreros sólo nos toman en cuenta cuando nos quitan beneficios o bien para hacerse propaganda con nosotros.

La pandemia fue el pretexto perfecto para que algunas organizaciones sindicales hicieran una tregua con el Gobierno, el binomio permitió que esa parálisis mostrada por los sindicatos se prolongará hasta nuevo aviso.
Vivimos la pérdida de empleo más violenta de las últimas dos décadas, la inflación a tasa anual alcanzó 6.05%, la más alta desde 1997, y nadie dice nada, nadie protesta por la falta de políticas en favor de los trabajadores.

Esta inactividad llevó a pequeños grupos a protestar a Palacio Nacional a pedir empleo o incentivos para sobrevivir, pero lo hacen en completa soledad porque los dirigentes de las centrales obreras de este país, están adentro de ese recinto, sentados, diciendo. ¡Sí señor Presidente!
Los logros de este 1o. de mayo se reducen a una supuesta lucha obrera que topó con un acuerdo firmado por el Gobierno, empresas y sindicatos para desaparecer el outsourcing sabiendo que pondrán en riesgo la viabilidad de las empresas, miles de empleos.

México no necesita de más simulaciones, de sindicatos que suspendan marchas para lanzar discursos y consignas desde la comodidad de un escritorio.
Soy Obrero desde 1978, sé lo que es el hambre y la necesidad, pero también sé lo que se gana cuando la lucha es legítima y cuando las consignas pasan del cliché a la verdadera acción.
Como secretario general del sindicato minero y diputado federal, la pandemia no nos detuvo, salimos a las calles con cubrebocas y sana distancia, organizamos la mayor marcha registrada en Zacatecas para defender nuestro derecho a la salud, nos amparamos y exigimos la vacunación contra Covid-19 a todos los trabajadores, me opuse a la reforma en materia de pensiones, voté en contra del acuerdo para erradicar el outsourcing y no pararemos.

Compañeras y compañeros, sigamos adelante, no nos detengamos frente a la opacidad de unos y la sumisión de otros.  Las luchas nobles y legítimas no deben parar, la sangre obrera corre por nuestras venas.

 

                                                                                                                                                 @CarlosPavonC