En la Alameda Central, en la entrada del Metro Hidalgo, los fines de semana se pone un tianguis muy peculiar: el Rock Show. Ahí se venden juguetes, pero los compradores no son niños, sino adultos, hombres y mujeres que parecen buscar entre los puestos con insistencia.

Son arqueólogos urbanos, buscan entre las lonas del piso y los puestos tubulares los juguetes de su niñez (o incluso los que no tuvieron) y que ahora, como adultos, con trabajos, hipotecas, rentas, recibos y cuentas por pagar, se dan el lujo de adquirir.

Hay de todo: Megabloks de hace 10 años, Funkos de todo tipo, Neca, Marvel Legends, Playmobil, DC Collectibles… pero también brazos, piernas, cabezas, torsos, armas, ropa.

Hasta lo que alguien podría catalogar como basura, pero que para algunos es la pieza que le falta a esa figura que rompió el hermano, el hijo, el sobrino, o que incluso adquirió sin alguna pieza porque “cuándo la voy a volver a encontrar”.

Alejandro, por ejemplo, colecciona Megabloks del videojuego World of Warcraft, y entre compras, ventas y trueques ha logrado conseguir toda la colección.

“Salió en 2012 esa serie, y así como hay de esas figuras que encuentras en 200 pesos porque hay muchas, hay otras que son muy raras, porque salían de forma aleatoria; lo más que he pagado por un dragoncito de unos tres centímetros de alto es tres mil pesos, pero es el santo grial de la colección y sólo conozco a otras dos personas que lo tienen en México”, contó.

Pasión por las réplicas

En otro punto del Centro Histórico está el tianguis de juguete del Parque Tolsá, a un costado de la Avenida Balderas.

Ahí, un grupo de personas aficionadas del transporte público hacen réplicas de las unidades con resina y pegamento de contacto. Algunas de las piezas en venta llegan a costar hasta seis mil pesos.

El tianguis es punto de reunión y convivencia de coleccionistas y vendedores de juguete antiguo o “customs”, es decir juguetes personalizados.

En la segunda glorieta del Parque Tolsá está el puesto del Club Lobitos a Escala, cuyos integrantes fabrican con piezas de resina y pegamento de contacto réplicas de autobuses del transporte público de la CDMX; asimismo, venden miniaturas de cofres, rines y antenas, así como calcomanías, para que los aficionados realicen sus propias réplicas.

FRASE:
“Lo más que he pagado por un dragoncito de unos tres centímetros de alto son tres mil pesos, pero es el santo grial de la colección”
Alejandro
Coleccionista de Megabloks del videojuego World of Warcraft

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