Aunque no ocupó un lugar destacado en sus promesas de campaña, el presidente estadounidense Joseph Biden ha puesto en el centro de su gestión el tema de las drogas. Sólo que de manera parcial: como narcotráfico y responsabilidad de los países de origen de los cárteles y no del consumo dentro de EU.

Ahora ha autorizado una ofensiva de presiones contra México, pero no para liquidar el problema de la droga, sino sólo para detener a algunos capos visibles; y tampoco por la presencia peligrosa de esos grupos criminales mexicanos en 85% del territorio estadounidense, sino por ser responsables de dos atentados en México.

La Casa Blanca supone que arrestando y extraditando a capos del Cártel Jalisco y del cártel del Chapo va a desaparecer el problema de la droga.

Sin embargo, el problema está dentro de EU. Los cárteles mexicanos entraron y se consolidaron en territorio estadounidense con la anuencia, complicidad o pasividad oficial; la droga se vende al consumidor estadounidense y se hace dentro de EU.

En 2017 la DEA contabilizó de manera oficial 216,924 muertes vinculadas a las drogas, pero adquiridas éstas dentro de EU por la permisividad legal o de derechos. Los cárteles mexicanos que manejan la venta de droga al menudeo en ciudades estadounidenses no son detenidos por la policía ni procesados en tribunales y se mueven sin problemas migratorios.

El problema, pues, está en la demanda. Mientras haya consumidores estadounidenses, las drogas se producirán dentro o llegarán de fuera y en ambas situaciones lo harán con el aval –legal o corrupto– de autoridades estadounidenses.

México debe hacer lo suyo y perseguir y desmantelar bandas, pero no hacerle la tarea sucia a la Casa Blanca.

 

Zona Zero

  • La renuncia de la embajadora Roberta Jacobson a su cargo de Czar de la frontera en el Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca es la primera crisis en el aparato de inteligencia y seguridad nacional de Biden después de haber designado a la vicepresidenta Kamala Harris como encargada de la agenda de seguridad con México. En seguridad se dice: orden-contraorden-desorden. Y lo malo es que la Harris no va a salir de Washington y operará todo desde su oficina. Mientras tanto, la frontera de EU con México comienza a estallar por viejos y nuevos demandantes de asilo. Antes de sus primeros cien días, Biden ya está de malas.

 

(*) Centro de Estudios Económicos, Políticos y de Seguridad.

 

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