Intimidada, nerviosa, sometida. Así aparece Clara Luz Flores a lo largo de una hora y 20 minutos de conversación con el líder de la secta NXIVM, Keith Raniere, condenado en Estados Unidos a 120 años de cárcel por diversos delitos como pornografía infantil y tráfico sexual, y a quien en repetidas ocasiones negó haber conocido.

La candidata de Morena a la gubernatura de Nuevo León escogió la peor estrategia para enfrentar esta crisis que le reventó el pasado miércoles. Mentir en repetidas ocasiones algo que ella sabía perfectamente que sí había ocurrido y de lo cual existía evidencia es revelador de su preocupante inexperiencia en el oficio de la política.

En ese estado es abiertamente sabido que la expriista había participado en los cursos de superación personal otorgados por Raniere, como fue el caso de muchos empresarios y políticos mexicanos que buscaban estabilidad emocional y profesional a través de estos seminarios.

El hecho en sí no es condenable. Es una decisión personal. Lo que es incongruente es haber rechazado de manera categórica y de forma consistente el vínculo con Raniere. Incluso, pocas horas antes de que se revelara en redes sociales un video con una larga y profunda charla que Clara Luz Flores sostuvo con este delincuente, la hoy morenista negó haber tenido contacto con el líder de la secta NXIVM.

Además de la mentira, resulta preocupante el estado de sumisión y devoción que la abanderada de Morena refleja ante este oscuro personaje. De esta plática surgen muchas dudas, legítimas todas ellas por la falta de transparencia de la candidata neolonesa que difícilmente podrá superar el golpe que ella misma provocó.

También, habrá que suponer que los conceptos de política, Gobierno, representación popular y liderazgo con los que Clara Luz Flores pretende construir su plataforma electoral surgen de los postulados de Keith Raniere. La plática entre ambos personajes estuvo centrada, en muy buena parte de su duración, en un análisis de estos tópicos, con un nivel intelectual a la altura de un delincuente y entrenador de superación personal.

Por la delgada frontera entre realidad y ficción, por lo absurdo que puede resultar el mundo de la política y de la empresa, por el carácter cómico del caso e, incluso, por el tono norteño de sus principales protagonistas, el affaire Flores-Raniere podría ser objeto de un capítulo de la aclamada serie Club de Cuervos.

Lo preocupante de todo esto es que se trata del futuro de uno de los estados con mayor desarrollo en el país, motor industrial y cuna de gente buena y trabajadora.

Segundo tercio. Juan Vázquez, autor de NXIVM, la secta que sedujo al poder en México (ed. Grijalbo), señala que para lograr esta conversación, Clara Luz Flores debió haber obtenido el grado de Estola Amarilla, haber tomado al menos dos cursos, reclutado a dos personas y pagar una cuota mensual para ser entrenador.

Tercer tercio. ¿Formó parte de la secta? ¿Supo de los abusos sexuales que Raniere cometía? ¿Participó en algún ilícito? ¿Comulga con el ideario del líder de esta agrupación? Son algunas de las preguntas que surgen de este caso y que acompañarán a la candidata a lo largo de este proceso electoral.

 

                                                                                                                                                        @EdelRio70