Lo dicho hace unos días por el todavía secretario de Comunicaciones y Transportes, Jorge Arganis, es una muy buena síntesis de lo que hoy ocurre en el país.

Un funcionario de alto nivel de Gobierno se desespera y declara algo que piensan muchos mexicanos. Sus palabras no aparecen en muchos medios de comunicación, el Gobierno borra las evidencias y la última consecuencia será la próxima salida de su puesto. Así están las cosas.

La trascendencia de la declaración de Jorge Arganis va más allá del desplazamiento que hacen los ingenieros militares de los ingenieros civiles, remata hablando del peligro que puede implicar para el país que esas responsabilidades sean entregadas a las fuerzas armadas.

Y es que hay que recordar que una treintena de actividades del campo de los civiles están hoy en manos de las fuerzas armadas.

Pero lo que realmente constituye la más dolorosa y evidente confirmación del fracaso gubernamental se ha dado en el reto que ha tenido la 4T, el combate a la pandemia de Covid-19 en México y el alarmante número de fallecidos por esa enfermedad.

Desde hace un año la estrategia ha sido esconder, minimizar, menospreciar los efectos de la pandemia en México.

En cualquier parte del mundo puede haber funcionarios del nivel de incompetencia de Hugo López-Gatell, el verdadero problema es dejarlo al frente de la emergencia cuando claramente ha fracasado.

En el afán del “no-pasa-nada”, desde un principio se limitó el número de pruebas de detección de la enfermedad, lo que claramente impidió aislar a tiempo a los enfermos que fueron encadenando contagios de forma desmedida.

Pero hasta el número de muertos por el SARS-CoV-2 está subestimado de manera intencional. Mandar a la gente a sus casas y no al hospital fue una manera de llevar a la agonía y a la muerte a miles de personas a sus propias camas.

Un año después de que desde la cúpula del poder recomendaban los abrazos y salir a comer con la familia, oficialmente 200,000 personas han muerto como consecuencia de esta enfermedad.

Esa cifra impactante es el conteo oficial, claramente subestimado y que hay que multiplicar, al menos, por 2.5% de acuerdo con los que han contabilizado de forma precisa y honesta la mortandad en México por la Covid-19.

Van a pasar años antes de que sea evidente para la mayoría de la población que muchas de las decisiones de política pública que ha asumido este Gobierno han sido fallidas. Desde sus programas asistencialistas hasta las obras faraónicas de infraestructura.

Hasta la fecha, no muchas personas han podido tener la claridad que sí han logrado algunos funcionarios del propio Gobierno. Como Germán Martínez, quien renunció al IMSS por los brutales recortes presupuestales. O Carlos Urzúa, quien renunció a la Secretaría de Hacienda por la imposición de funcionarios sin experiencia.

Ahí está Jaime Cárdenas quien denunció que en el Instituto se estaban robando lo que iban a devolver al pueblo. O Víctor Manuel Toledo, quien renunció a la Secretaría del Medio Ambiente con la denuncia de que la 4T no existe porque no tiene objetivos claros y acabados.

Doscientos mil muertos por Covid-19, aun en cifras oficiales, dejan ver a todo el mundo el mayor fracaso de la 4T.

                                                                                                                                                 @campossuarez