Adrian Trejo

La campaña contra el INE se intensificará en las siguientes semanas, como una estrategia para minar su credibilidad de cara al proceso electoral de junio próximo.

Un INE con una imagen pública debilitada, servirá para justificar cualquier acción fuera de la ley en contra de los resultados electorales.

La andanada contra el INE y su presidente, Lorenzo Córdova, viene desde el inicio de la actual administración.

Se le ha cuestionado su presupuesto, el salario de los consejeros electorales y su decisión de ampararse para evitar que les sea recortado aún más y recientemente por acotar la sobrerrepresentación legislativa.

Se ha puesto en duda la honestidad de los consejeros electorales que no son afines al partido en el Gobierno sin prueba alguna y se les ha tratado de relacionar con el supuesto -supuesto- fraude electoral del 2006, cuando ninguno de los actuales consejeros ocupa un asiento en el Instituto.

Se arremetió contra su autonomía y hubo algún legislador desvelado que proponía su desaparición y que el Gobierno retomara la organización y realización de las elecciones, como en los mejores tiempos del priato.

Ahora el INE enfrenta no solo el embate de los funcionarios, legisladores y seguidores del partido guinda, sino el hecho de que las OPLES, las instancias de organizar las elecciones en los estados, no tienen los recursos económicos que deberían para cumplir con su labor.

Córdova advirtió sobre esa irregularidad hace días pero el aviso les pasó a todos de noche.

Y tan no quieren al INE, que no fue incluido en el pacto firmado ayer entre López Obrador y 30 gobernadores, cuando el Instituto es la máxima autoridad en materia electoral del país.

Debilitar al árbitro en un proceso electoral de la complejidad del que viene, solo conviene a unos cuantos, pero perjudicará gravemente la democracia en nuestro país.

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No sabemos si el decálogo vacacional que presentó el doctor Hugo López-Gatell era en serio o fue una puntada.

Porque eso de recomendar salir a pasear “cerca de casa’’ -no dijo qué tan cerca-, preferentemente cuando no haya mucha gente -¿en Semana Santa?- y regresar a dormir a su casa pues como que ya no suena a vacaciones.

Se agradece la preocupación y la recomendación a usar el cubrebocas, tardía por cierto, pero ha sido el propio Gobierno quien decidió abrir todos los sectores económicos aún cuando la pandemia sigue cobrando más de mil contagios diarios y arriba de 600 muertos promedio por día.

Digamos que, lo que nos propuso el doctor consentido de la 4T, es el clásico “Acapulco en la Azotea’’.
Hasta en eso se parecen al viejo PRI.

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¿Cuánto tiempo le quedará como secretario de Comunicaciones al buen señor Jorge Arganis Díaz Leal, quien cometió el pecado de cuestionar las decisiones de López Obrador…¡en público!

El secretario dijo que deben ser los ingenieros civiles y no militares los que se hagan cargo de las obras que corresponden a la SCT.

Hasta se dio el lujo de rematar: “A lo mejor me corren por eso, porque ahora están de moda los ingenieros militares’’.

Y si, algo debió pasar, para que su intervención en la conferencia por los 130 años de la SCT fuera bajada de todas las plataformas digitales, aunque el evento fue público.

Así que, siguiendo la tradición 4teísta, vaya haciendo su quiniela, ¿quién en el lugar del ingeniero que se atrevió a decir en voz alta lo que muchos piensan dentro de la SCT?