Héctor Zagal

Héctor Zagal
Profesor de la Facultad de Filosofía de la Universidad Panamericana

No es posible determinar con certeza dónde ni cuándo inició la adivinación. Quizás exista una excepción, pero no sé de ninguna cultura ni tiempo en que no haya existido esta práctica. Nuestra época no se salva. ¿Nunca han tenido la curiosidad de revisar su horóscopo? ¿Ni siquiera por diversión? Admito que es tentador pensar en que hay señales en la naturaleza que nos permiten conocer algo más allá de nuestra percepción y de los hechos inmediatos. Quizás podríamos prevenir muchas desgracias si supiéramos lo que nos viene. O quizás provocaríamos peores males al intentar alterar un evento destinado a ocurrir.

¿Cuál creen que sea la razón por la cual se ha practicado la adivinación a lo largo de la historia? Yo creo que es porque el ser humano, tan consciente del tiempo, de lo que es, de lo que fue y de lo que puede ser, es también consciente de la incertidumbre en la que se mueve. Y es que muy pocas cosas en la vida están garantizadas y tenemos muy poco bajo nuestro control.

Poder echar un vistazo hacia el futuro no vendría mal al momento de tomar decisiones. ¿Debo aceptar un nuevo empleo? ¿Es buen momento para comprar una casa? ¿Estoy con la persona correcta? ¿Bajará el precio de la gasolina? ¿Lloverá? ¿Se me ponchará un neumático durante las vacaciones familiares? A mí me gustaría saber cuándo acabará la pandemia. Y ciertamente, no me molestaría conocer los números ganadores de la lotería.

¿Cuál habrá sido el primer augurio? ¿Se lo han preguntado? Pudo haber sido la dirección de un relámpago, el vuelo de un ave, algún chillido en la espesura de la noche. La caída de México-Tenochtitlán parece haber sido anunciada aproximadamente 10 años antes de la llegada de los españoles. Los ocho presagios de la conquista incluyen cuerpos ígneos inexplicables, incendios de templos sin causa aparente, cometas, inundaciones violentas, gritos desgarradores a la mitad de la noche, animales monstruosos y personas con características insólitas. Todo esto fue interpretado posteriormente como señales del fin del imperio mexica.

Otras señales del porvenir han sido buscadas en las tripas de los animales. El hígado parece haber sido de los órganos más importantes y “expresivos” para la adivinación. Pobres animales, víctimas de nuestra inseguridad y curiosidad.

También las líneas de las manos son leídas para conocer el futuro de una persona. Esta práctica es conocida como quiromancia. Los antiguos griegos son famosos por sus oráculos, especialmente el de Delfos, consagrado a Apolo. La leyenda dice que en Delfos vivía una gran serpiente llamada Pitón, a la que Apolo mató con sus flechas. El cadáver de la serpiente cayó por una grieta y allí, en las profundidades de la tierra, comenzó a descomponerse. De acuerdo con esta historia, las visiones adivinatorias serían provocadas por los vapores provenientes del cadáver.

Los presagios de las pitonisas, como se les conocía a las sacerdotisas de Apolo en Delfos, era metafóricos y obscuros.

Era muy difícil interpretarlos. Pero no todos los presagios eran tan nebulosos. Casandra, hija de los reyes de Troya, tenía previsiones claras de los eventos próximos. Ella sabía cómo iba a caer Troya, pero tenía un problema. Apolo, quien le obsequió el don de la profecía, también la maldijo haciendo que nadie le creyera nunca. ¿Por qué la maldición? Casandra no había accedido a acostarse con él. Así de violentos, machistas y arbitrarios eran los dioses griegos.

¿Qué les gustaría saber si pudieran conocer el futuro?
Sapere aude! ¡Atrévete a saber!

@hzagal

LEG

Profesor de la Facultad de Filosofía en la Universidad Panamericana