Héctor Zagal

La autora es egresada de la Facultad de Filosofía de la Universidad Panamericana y Héctor el autor, profesor en la misma Universidad

¿Conocen el mito de Pigmalión? En “Las Metamorfosis”, Ovidio (s. I d.C.) nos cuenta la historia de Pigmalión, quien estaba soltero debido a que no encontraba mujer libre de “los vicios que numerosos a la mente femínea la naturaleza dio” (sic). Muy estricto en sus gustos, pero también muy aburrido y solo, Pigmalión dedicó sus días y noches a esculpir a la mujer perfecta. Una vez terminada la estatua, Pigmalión no pudo evitar acercarse a ella como si se tratara de una mujer de carne y hueso. Su arte era tan perfecto que verdaderamente parecía tener vida su obra.

Pigmalión intentaba hundir sus dedos en ella, pero se topaba con la dureza del marfil. Besaba su boca, pero nadie le devolvía el gesto. Desesperado, Pigmalión rindió culto a Afrodita y se atrevió a pedirle un favor: que le diera una mujer similar a su estatua. Afrodita se compadeció y no le dio una semejante a la tallada por él, sino que inspiró vida en la que él esculpió. Al volver a casa, Pigmalión besó a su estatua. Esperando encontrarse con la indiferencia del marfil, se sorprendió al notar que su beso era correspondido, que bajo sus dedos latía un pulso y sus manos no hallaban resistencia. Su creación ¡estaba viva!

Esta historia nos presenta varias polaridades: tenemos, por un lado, al creador y a la creación; por otro, al varón y a la mujer; por último, lo que es y lo ideal. Pigmalión tenía un arte capaz de transformar la materia en lo que él quisiera, según las propias limitaciones de la materia, claro. Pues él mismo notaba que aunque su trabajo era tan perfecto que parecía no ser producto de un artesano, sino de la naturaleza misma, su mujer de escultura carecía de pulso y de carne. En este sentido, nos damos cuenta de que el trabajo de Pigmalión, en comparación con una mujer de carne y hueso, es imperfecto. Sin embargo, también es cierto que la hizo de formas tan hermosas y exactas que la belleza que de esta mujer-escultura emanaba no podría tener parangón en el mundo real. Visto así, la belleza de esta escultura era más perfecta que la de cualquier mujer no artificial.

Ahora, analicemos la polaridad entre varón y mujer. ¿Por qué Pigmalión no encuentra deseables a las mujeres reales? ¿Por qué tiene que inventarse su mujer ideal? De acuerdo con el mito, Pigmalión fue testigo de los rituales de las Propétides, los cuales parecen haber consistido en devorar varones. Este devorar varones no debemos tomarlo de manera literal, pues el mito de estas mujeres nos cuenta que, tras ofender a Afrodita no reconociendo su divinidad, los dioses las castigaron con un deseo sexual insaciable. Algunos dicen que son ellas las primeras prostitutas de la historia. Su castigo no acaba ahí, pues esta condición de prostitutas termina por endurecerlas y, eventualmente petrificarlas.

Es en este contexto en el que mejor se entiende la polaridad entre varón y mujer del mito de Pigmalión. Las Propétides, que terminaron por representar a todo el género femenino a los ojos de Pigmalión, se volvieron odiosas por practicar uniones sexuales que no culminaban en un embarazo ni se concretaban dentro del ámbito matrimonial.

El deseo sexual individualizado de estas mujeres supone una afrenta a las normas sociales porque no es un medio para formar una familia, sino simplemente para satisfacerlas a ellas mismas. Sin embargo, esta satisfacción individual tiene un doble castigo. Por un lado, la mujer se endurece (no es necesario enlistar las lamentables situaciones a las que debe enfrentarse al ejercer la prostitución) y, por otro lado, debe sufrir la condena y desprecio social.

Atendiendo nuevamente al mito, recordemos que las Propétides fueron convertidas en piedra como castigo. Pigmalión, desencantado de las mujeres por considerar que todas son tan reprobables como las Propétides, decide esculpir una mujer tan perfecta que “de una virgen verdadera es su faz”. Esta escultura de mujer, hecha según el ideal virginal de Pigmalión, es traída a la vida por Afrodita. Podemos entender que la mujer, si quiere ser aceptada por su comunidad, necesita que su honor sea reconocido por un varón.

Este mito, ¿no es esta una clara condena a la libertad y dignidad femenina? ¿Por qué la mujer debe ser reconicida por el varón para ser alguién? ¿Qué opinan?

Sapere aude! ¡Atrévete a saber!
@hzagal