Tras un acuerdo temporal de un año, Buckingham ordenó el mes pasado a la pareja renunciar definitivamente a sus títulos honoríficos y patrocinios
Foto: AFP Tras un acuerdo temporal de un año, Buckingham ordenó el mes pasado a la pareja renunciar definitivamente a sus títulos honoríficos y patrocinios  

Desde la fascinación que provocó inicialmente, al aportar frescura a una familia real británica apolillada, hasta su creciente enfrentamiento con The Firm, expresión irónica utilizada para referirse a la monarquía como una lucrativa empresa, Meghan Markle parece seguir los pasos de la difunta Diana. 

La boda en mayo de 2018 de esta popular actriz de televisión, una ferviente feminista californiana mestiza criada en el relajado desenfado de Hollywood, con el príncipe Enrique, nieto de Isabel II, fue propia de un cuento de hadas y parecía destinada a modernizar la imagen de la realeza.

Pero dos años después, Meghan, de 39 años, sacudió a la institución con su decisión de abandonar sus obligaciones como miembro de la familia real para mudarse con Enrique y su bebé Archie primero a Canadá y luego a Estados Unidos, donde la pareja trabaja actualmente produciendo documentales para Netflix y podcasts para Spotify.

Y ahora, en una entrevista potencialmente explosiva con la estrella estadounidense de la televisión y amiga Oprah Winfrey, que se emitirá el domingo, se posiciona contra el palacio de Buckingham, The Firm, acusándolo de decir “falsedades” sobre ella.

Un extracto del programa fue revelado el miércoles por la cadena estadounidense CBS.

Consultada acerca de cómo podían repercutir sus declaraciones en el palacio real, Markle respondió: “No sé cómo pueden esperar que después de todo este tiempo mantengamos silencio cuando hay un papel activo que desempeña The Firm para perpetuar falsedades sobre nosotros”. El Palacio de Buckingham declinó hacer comentarios al respecto.

Una crisis pública nunca vista desde la época de Lady Di, quien también se desahogó en una impactante entrevista en 1995.

Enrique, de 36 años, la ha apoyado en todo, pese a haber perdido con ello su título de Alteza Real, su sueldo público, las buenas relaciones con su familia y sus tan estimados honores militares. 

Lo hizo afirmando querer evitar un nuevo drama como el que protagonizó su madre, la princesa Diana, muerta en 1997 en un accidente de tráfico en París tras haber roto estrepitosamente con su marido, el príncipe Carlos, y los rigores de una familia real que no supo asimilar su ingenua originalidad y su glamour.

Sexismo y racismo

En un primer momento, Meghan sorprendió a los británicos con gestos tan sencillos como cerrar ella misma la puerta del coche. 

Y con acciones comprometidas, al igual que Diana, como su participación en un libro de recetas elaborado por los supervivientes del incendio en 2017 de un rascacielos de viviendas sociales en Londres donde murieron 71 personas, en su mayoría migrantes.

Pero, pese a su gran popularidad inicial, pronto la pareja comenzó a mostrar incomodidad ante el escrutinio de una prensa sensacionalista despiadada con quienes rompen moldes tradicionales, como cuando decidieron no presentar a Archie, nacido en mayo de 2019, ante los fotógrafos a la salida de la maternidad, como dictaba la costumbre.

Realmente escandalosos

Estos son los alborotos que forman una larga lista negra en la agenda de la familia real británica.

  • Eduardo VIII, amor antes que deber 

Dando prioridad al amor por encima del deber, el rey Eduardo VIII provocó un verdadero sismo al abdicar en 1936, tras 326 días de reinado, para casarse con Wallis Simpson, una plebeya estadounidense dos veces divorciada, rechazada por la Iglesia anglicana, de la que él era el jefe.

  • Corazones rotos e infidelidades 

Apodada la princesa rebelde, Margarita, hermana menor de Isabel II, se casó en 1960 con Antony Armstrong-Jones, fotógrafo de moda y de cine un tanto bohemio, tras haberse visto obligada a renunciar a su relación con el militar divorciado Peter Townsend. La pareja se divorció en 1978, tras el enésimo escándalo causado por sus infidelidades.

  • “Annus horribilis” 

1992 fue un “annus horribilis” para la reina, enfrentada a los problemas matrimoniales de tres de sus cuatro hijos. La separación más dura fue la del príncipe heredero, Carlos, y la princesa Diana, tras once años de matrimonio tumultuoso. Se divorciaron cuatro años después.

Ese mismo año, el príncipe Andrés, su segundo hijo, se separó de Sarah Ferguson, fotografiada con los pechos descubiertos en el sur de Francia junto a su asesor financiero lamiéndole los dedos de los pies. Se divorciaron en 1996.

La única hija de la soberana, la princesa Ana, se divorció de su primer esposo, Mark Phillips, tres años después de su ruptura, muy mediatizada, en 1989.

  • La muerte de Diana

La reina fue muy criticada por su falta de compasión cuando, en 1997, falleció en un accidente de automóvil la “princesa del pueblo”, Diana, madre de Guillermo y Enrique. Adorada por las masas, dos años antes había denunciado en televisión la infidelidad de su esposo, heredero al trono.

  • El escándalo de Andrés

La amistad del príncipe Andrés con el financiero estadounidense Jeffrey Epstein le pasó factura cuando este último, acusado de haber explotado sexualmente a menores, se suicidó en prisión. Una estadounidense, Virgina Roberts, afirmó que fue forzada por Epstein a mantener relaciones sexuales con Andrés, lo que este niega.

  • El estrepitoso Megxit

Enrique y Meghan anunciaron el 8 de enero de 2020, para sorpresa general, que renunciaban a sus funciones reales. Su salida -apodada “Megxit” por la prensa británica- se produjo tras una aparente ruptura con el hermano mayor de Enrique, Guillermo, y su esposa Catalina. 

Tras un acuerdo temporal de un año, Buckingham ordenó el mes pasado a la pareja renunciar definitivamente a sus títulos honoríficos y patrocinios.

 

AR