Lo que acontezca en torno al responsable de la estrategia gubernamental contra la Covid-19 siempre será noticia, aún más si éste contrae la enfermedad. Resultaría ilógico que los medios de comunicación no dieran seguimiento a su estado de salud, su evolución y el tratamiento adoptado para combatir al virus.

 

Mucha suspicacia provocó el embrollo comunicativo en el que cayeron la Secretaría de Salud y sus voceros al no transparentar su ingreso al hospital para recibir cuidados preventivos tras una ligera complicación en sus parámetros respiratorios. Dudas que se incrementaron cuando quedó evidenciado que la dependencia negó el hecho y tuvo que rectificar cuando éste fue dado a conocer por un diario de circulación nacional, La Jornada.

 

El subsecretario de Salud, Hugo López-Gatell, anunció el sábado 20 de febrero que había contraído la Covid-19 y que, al no presentar síntomas graves, se mantendría en su casa para guardar la obligada cuarentena. Pasados los días, surgieron los rumores sobre un supuesto agravamiento y su posterior hospitalización.

 

El domingo 28 de febrero, la oficina de comunicación social de la Secretaría de Salud calificó la versión como Fake news: “él se encuentra en su casa, no está en cuidados intensivos. Lleva cuatro días asintomático. Ha estado en su casa”, dijo la vocera de la dependencia, Judith Coronel.

 

Sin embargo, horas más tarde, la propia secretaría tuvo que confirmar lo que el diario La Jornada había dado a conocer: el subsecretario López-Gatell sí estaba en el hospital, desde el miércoles 24 de febrero, ingresado en el Centro Banamex, habilitado para la atención de enfermos de Covid-19.

 

El engaño fue evidente y no hubo forma de corregirlo. ¿Qué necesidad tenía la Secretaría de Salud de no informar sobre el estado de quien tiene la responsabilidad de combatir la pandemia en el país? ¿Por qué negarlo pese a que era un rumor muy avanzado? ¿Por qué esperar a la filtración en un medio de comunicación? ¿Qué se ganó, o más bien, qué se perdió con todo esto?

 

Aunque no lo parezca, el daño es mayor. Más allá de este caso, surgen legítimas dudas sobre la efectividad de la estrategia para atender la crisis sanitaria, sobre el verdadero número de contagiados y de decesos y acerca de los métodos utilizados para obtener los datos que se necesitan para la toma de decisiones.

 

En una situación de emergencia como la que estamos viviendo, la comunicación juega un papel fundamental. De una acertada estrategia en este rubro depende la credibilidad de las autoridades.

 

¿Cómo fiarse de quien tiene la enorme responsabilidad de combatir la propagación del coronavirus si no es capaz de informar sobre su propio estado de salud? Que esta experiencia vivida por el subsecretario López-Gatell, de la cual afortunadamente salió bien, lo haga reflexionar sobre la importancia de la transparencia, que es, finalmente, uno de los pilares que sostienen la confianza.

 

Segundo tercio. Mejores perspectivas para la economía mexicana es lo que vislumbran analistas consultados por el Banco de México, quienes prevén un crecimiento de 3.89 por ciento para este 2021, en lugar del 3.74 por ciento calculado en meses recientes.

 

Tercer tercio. La gran interrogante que se abre es si este incremento de la actividad económica será suficiente para contrarrestar los efectos negativos de la crisis en las que nos ha hundido la pandemia.

                                                                                                                                         @EdelRio70