Es casi medianoche, la luz de la luna entra por la ventana y sólo se escucha el tic-tac del reloj que se encuentra en la sala. De pronto, abres los ojos y despiertas al estridente sonido de “Cuuuumbiaaaaaaa”, porque el vecino ya cerró la calle para hacer la fiesta de XV años de la niña, la boda, el bautizo o la primera comunión.

Esta noche, cortesía del vecino y de los sonideros que contrató, no se duerme en toda la calle… o al menos ese era el escenario, un fin de semana si y otro no, en colonias populares antes de la pandemia de Covid-19.

Los sonideros comenzaron un largo trayecto a partir de los años cincuenta en las colonias Peñón de los Baños, Tacubaya, Tepito y San Juan de Aragón, y precursores como la familia Perea y Ramón Rojo le dieron vida a la Ciudad de México con la música tropical.

Hoy en día, el ambiente sonidero tuvo que parar debido a la pandemia que azota al mundo. Las luces de colores y los grandes pasos de baile tuvieron que guardarse tras los miles de contagios y fallecimientos por coronavirus en el país.

Sin embargo, aunque las autoridades de salud han comunicado evitar asistir a encuentros masivos, algunos sonideros y promotores siguen realizando bailes clandestinos poniendo en riesgo a la gente que acude a ellos.

Ante este hecho, varios dueños de equipos de sonido han manifestado su decisión de no participar en los grandes carteles, para dedicarse exclusivamente a transmisiones de música en las redes sociales o en eventos privados con poca gente.

Tal es el caso de Ramón Rojo Villa, dueño de sonido La Changa, quien habló con 24 HORAS y señaló que los sonideros realizan cosas diferentes para no perder esta “bonita tradición”.

“Estamos acatando las órdenes de hacer únicamente eventos privados y transmisiones, en el cual, los eventos son para unas 20 o 30 personas. Las transmisiones son para gente de diferentes países, ya sea Estados Unidos, Sudamérica, Centroamérica y España”, comentó uno de los pioneros de este ambiente.

Asimismo, resaltó que quienes siguen realizando eventos clandestinos puede traer repercusiones, ya que “exponen su vida y la de su familia”. Además, señaló que si una persona se contagia en los bailes masivos puede que “contagie a los demás”.

En tanto, el dueño de Sensación Latina, Pío Castellanos Santiago, quien ya estuvo enfermo de Coronavirus, agregó que este tipo de eventos ponen en riesgo a la gente que va, “tanto para los sonideros, como para promotores, organizadores, bailarinas, bailarines, seguidores, etcétera”.

Por su parte, Israel Lugo, de sonido Faraón, recalcó que con la pandemia decidió parar todo, debido al respeto que se merece su familia y la gente que asiste a los bailes.

Por último, opinó que quienes “se dediquen de lleno” a la animación y programación de temas musicales para eventos, que “lo hagan conscientemente, que se cuiden, se apeguen a las normas”.

FRASE
“Desde marzo decidí parar el proyecto Faraón. Me han hecho invitaciones a eventos clandestinos, los cuales he rechazado, me han invitado a transmisiones donde se presentan clubes de baile, los cuales he rechazado”
Israel Lug
Sonido Faraón

LEG