Con el enfoque militarista del nuevo jefe del Pentágono, la Casa Blanca prepara su nueva estrategia de seguridad nacional basada en el regreso de la hegemonía armada. Y su efecto en los temas de crimen organizado podrían pasarle a México la cuenta de la reforma para el control de agentes y operaciones.

Ya no se trata de un asunto de la DEA. El Gobierno de Donald Trump descuidó, en la lógica estadounidense, el tema de las bandas delictivas mexicanas que operan con cuarteles formales en territorio americano.

El nuevo general secretario de Defensa de EU, Lloyd Austin, ya reveló que la estrategia de seguridad fronteriza en materia de crimen organizado -no sólo narco, sino otros delitos, entre ellos el temor al terrorismo musulmán radical- estará bajo su mando y que ya entró en contacto con sus pares mexicanos.

El problema en México radica en que se sigue con la misma estructura institucional y legal de antes, y cuando menos tres compromisos de la estrategia lopezobradorista de seguridad pública no se han cumplido: el Programa para la Seguridad Nacional, el sistema nacional de inteligencia y el consejo de seguridad nacional.

Las nuevas y estrictas reglas para agentes extranjeros en México estarían obligando a México a adecuar con rapidez su entramado legal y operativo, como se revela en algunas declaraciones de funcionarios de la Secretaría de Relaciones Exteriores. Pero no se sabe de iniciativas formales para construir una estrategia integral de seguridad nacional para enfrentar los acosos del Gobierno de Biden. México sigue siendo un asunto prioritario de seguridad nacional para la Casa Blanca.

De poco servirán las nuevas reglas para agentes extranjeros si México no construye una estructura de seguridad nacional equidistante. Y pronto.

 

Zona Zero

  • La designación de la exembajadora de Obama y Trump en México, Roberta Jacobson, como encargada de temas de seguridad fronteriza dentro del Consejo de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, revela la prioridad estratégica estadounidense. La vicepresidenta Kamala Harris, como procuradora de California, tuvo un programa de ataque contra las organizaciones criminales mexicanas instaladas en el corredor Chula Vista-San Francisco. Es decir, la agenda de seguridad viene con funcionarios de alto nivel del nuevo Gobierno de EU.

 

(*) Centro de Estudios Económicos, Políticos y de Seguridad.

 

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