El próximo 6 de junio, los ciudadanos podrán votar para reelegir, por primera vez, a los diputados federales que los representarán, pero carecen de una herramienta que les permita evaluar el desempeño que tuvieron.

Los congresistas aprobaron en una reforma de 2014 a los artículos 59, 115 y 116 de la Constitución para permitir la reelección de diputados, pero hasta ahora no se ha legislado para obligarlos a establecer mecanismos de rendición de cuentas.

Aunque la productividad legislativa debería de ser uno de los elementos clave durante el proceso en que por primera vez los diputados federales podrán reelegirse, es complicada de realizarse, costosa y no hay interés de los congresistas por autoevaluarse, coincidieron politólogos consultados.

El profesor-investigador del Tecnológico de Monterrey, Gustavo López Montiel, consideró que en México no hay interés por parte de los políticos para que se analice su trabajo, porque las elecciones están más vinculadas a la imagen del Partido o de un líder, como ocurrió con el presidente Andrés Manuel López Obrador.

“En el caso de Morena es claro que están buscando montarse en la figura de López Obrador para poder reelegirse y no del trabajo que hicieron”, expuso en entrevista con 24 HORAS.

En el país, explicó, quien va a decidir si un diputado va a reelegirse es su partido, se inscribe para reelegirse pero tiene que ser postulado por un instituto político que es el filtro para llegar a la candidatura, más que por la gente que quiera que se postule.

López Montiel comentó que medir la productividad de los congresistas es un ejercicio costoso porque hay que recopilar la información a diario y quienes han logrado hacer algo son consultoras privadas que cuentan con los recursos necesarios aunque son trabajos por temporada.

Además, dijo, los políticos no están de acuerdo con que se les mida dependiendo de un criterio externo y aunque existe el Sistema de Información Legislativa (SIL), este no es tan afinado para conocer a detalle el trabajo de los legisladores.

Para el abogado y maestro de la Facultad de Derecho de La Salle, José Perdomo Galicia el criterio para medir la productividad de los legisladores debería tomarse en cuenta de todo lo que se presentó, que tanto tuvo un impacto en la vida real.

“Se podrán poner muy trabajadores presentado iniciativas de ley, pero no necesariamente son iniciativas que terminan teniendo resultados de productividad para el desarrollo del país o de la actividad legislativa.

“Es muy complicado que se modificará la Ley Orgánica del Congreso para que existiera una unidad encargada de presentar la productividad de cada legislador y poderlo presentar al electorado, y que hubiera una comisión interna para calificar la actividad de los legisladores, es tremendamente imposible, dudosísimo que así sucediera”, lamentó Perdomo Galicia.

El Instituto Nacional Electoral (INE) recibió el 6 de enero pasado 439 manifestaciones de intención de reelección, de los 500 diputados federales que integran la Cámara baja.

Sin embargo, a pesar de dar el aviso a ese organismo de su interés en repetir en el cargo, los legisladores dependen de que su partido los postule, e incluso algunos aspiran a encabezar administraciones municipales.

Infografía: Xavier Rodríguez

De polémicos a poco participativos

Dentro de los diputados federales que buscan la reelección hay casos que se han distinguido pero más por generar polémica por sus participaciones en tribuna, sus expresiones en redes sociales, o su poca participación en la tribuna.

Una de las más recientes polémicas la protagonizó Nayeli Salvatori (PES) cuando en redes sociales expuso que los médicos particulares no debían ser incluidos en los esquemas de vacunación contra el Covid-19 porque ellos ganaban mucho más que los galenos en el servicios público.

La diputada además, es conocida por subir videos a TikTok desde el Salón de Plenos.

Salvatori acumula, según el Sistema de Información Legislativa (SIL) 16 participaciones en el Pleno, cinco en 2018, igual número en 2019 y seis en 2020.

Otro diputado que enciende ánimos es el petista Gerardo Fernández Noroña, quien recientemente bajo la amenaza de entrar al Registro Nacional de Agresores, tuvo que disculparse con una diputada panista por ejercer violencia política de género contra ella.

El legislador es muy polémico y busca reelegirse, pero a diferencia de varios de sus compañeros en San Lázaro, tiene una copiosa participación en el Pleno con 131 intervenciones que van desde una ocasión por sesión, hasta ocho.

Pero también hay casos de diputados con escasa productividad como los morenistas Heriberto Aguilar Castillo, Bonifacio Aguilar Linda y Leticia Aguilar Molina, quienes suman entre los tres 15 propuestas como proponentes e igual número de iniciativas presentadas como iniciantes.

Su compañera de bancada, Rocío Barrera en cambio, tiene ella sola 17 iniciativas, o Lorena Villavicencio que acumula 30 a lo largo de la LXIV legislatura, sólo como iniciantes.

A la primera le fue aprobada la reforma el artículo 19 de la Ley Federal de las Entidades Paraestatales y otra a la Ley General de Educación para establecer el derecho de los pueblos originarios a recibir educación comunitaria indígena.
De Villavicencio destaca la reforma a la Ley del Seguro Social para que el patrón inscriba al trabajador doméstico al régimen obligatorio del seguro social y al pago de cuotas obrero-patronales.

Bajo perfil

Aguilar Castillo (Morena) , diputado por el Distrito 4 de Sonora, según el SIL ha participado en el Pleno en cuatro ocasiones durante toda la Legislatura, la primera fue en 2018 durante la comparecencia del entonces secretario de Comunicaciones y Transportes, Gerardo Ruiz Esparza, otra en octubre de 2019 y dos más en noviembre del mismo año.

Su compañero de bancada, Aguilar Linda, legislador por el Distrito 18 de Veracruz, tiene aún menos participaciones, pues sólo ha intervenido una vez en el Pleno y fue para dar el posicionamiento de su partido en la Glosa del Sexto Informe de Gobierno de la administración pasada.

También hay diputados con una amplia trayectoria, como el caso de Héctor Serrano por el Partido del Trabajo, quien como perredista fue delegado en Venustiano Carranza en el 2003, posteriormente secretario de Gobierno y luego de Movilidad en la administración de Miguel Ángel Mancera, pero ha preferido el bajo perfil y solo acumula cuatro intervenciones, una en el 2008, dos en el 2019 y una más en el 2020.

Y en cuanto a iniciativas, únicamente tiene una como iniciante y cuatro proposiciones.

Pero si de compararse se trata, los anteriores legisladores podrían salir bien librados si lo hacen con el diputado del PVEM, Jorge Emilio González Martínez, conocido como el niño verde, actualmente de licencia, y quien jamás ha intervenido en el Pleno, y aun así, quiere reelegirse.

Pero también en la oposición hay congresistas con pocas intervenciones pero con muchas ganas de seguir en su curul.

En Acción Nacional los diputados Carlos Carreón Mejía y Francisco Luévano Núñez tienen cada uno cuatro intervenciones en el Pleno.

El primero, diputado de representación proporcional por el Distrito 4 en Tlaxcala ha participado tres veces en el 2019, una en el 2020 y ninguna en el 2018.

Luévano Núñez, del Distrito 1 en Aguascalientes, no quiso hablar en el Pleno en todo el 2020, pero sí lo hizo dos veces en el 2018 y otras dos en el 2019, esto a pesar de haber sido alcalde en Calvillo, Aguascalientes, del 2014 al 2016 y diputado local en esa entidad de 2007 al 2010.

Pero no solo en el PAN hay legisladores poco participativos, en Movimiento Ciudadano Ariel Rodríguez Vázquez quiere seguir en San Lázaro, a pesar de acumular sólo ocho participaciones, de ellas cuatro fueron en 2018 y otras cuatro en 2020.

LEG