Alonso Tamez

El semanario británico The Economist publicó su ya clásico Índice de Democracia para el 2020. Desde 2006 determina, en una escala de 0 a 10 (10, siendo lo más democrático), si un país es considerado “democracia plena”, “democracia defectuosa”, “régimen híbrido” o “régimen autoritario”.

El estudio analiza 167 países y dos territorios, mediante 60 incisos en 5 categorías distintas: procesos electorales y pluralismo; libertades civiles; funcionamiento del gobierno; participación política; y cultura política.

El retroceso de México es claro. En 2018, último año de Peña Nieto, el país obtuvo 6.19; una calificación de por sí baja (lugar 71), que nos ponía en la parte inferior de “democracia defectuosa”, junto con Senegal y Ecuador.

Ese año, The Economist opinaba esto de López Obrador: Es él “quien podría suponer un gran riesgo a la democracia. Su partido y sus aliados tienen mayoría, lo que lo convierte en el presidente más poderoso desde el 2000 (…), lo que aumentará su capacidad para perseguir políticas más populistas”.

En 2019, la calificación del país cayó a 6.09 (lugar 73). Esto se debió a que el puntaje de procesos electorales y pluralismo bajó de 8.33 a 7.83. ¿Qué significa esto? Que The Economist también notó que entre 2018-2019, el respeto al pluralismo se vio atacado, especialmente desde el gobierno.

Para 2020, la calificación volvió a bajar: de 6.09 a 6.07 (lugar 72). Esto porque dos categorías tuvieron un puntaje menor entre 2019-2020: funcionamiento del gobierno cayó de 6.07 a 5.71, y libertades civiles, de 6.18 a 5.88.

La primera categoría se refiere a transparencia, eficacia y libertad del gobierno con respecto al Ejército, entre otras cosas. Y la segunda, a libertad de expresión, protección a la propiedad, e influencia del Ejecutivo en otros poderes.

Una prestigioso grupo de expertos nos está diciendo que nuestro país se acerca a lo que se conoce como “régimen híbrido”, un sistema caracterizado por: 1) elecciones con fuertes irregularidades; 2) presión del gobierno sobre la oposición; 3) corrupción generalizada; 4) estado de derecho débil; 5) hostigamiento de periodistas; y 5) un Poder Judicial influido por el Ejecutivo.

En otras palabras, una regresión al viejo régimen priista.

@AlonsoTamez