El Papalote Museo del Niño está en riesgo de cerrar sus puertas definitivamente debido a la falta de ingresos que provocó la crisis sanitaria de Covid-19. Por lo que, desde el pasado 18 de enero, se lanzó la campaña de recaudación de fondos: “Salvemos al Papalote”, a través de la cual se busca recaudar 50 millones de pesos para para poder cubrir los costos operativos que incluyen los sueldos de 110 colaboradores. Por ahora, el panorama es alentador, ya que el Papalote compartió que hasta el dos de febrero, lo recaudado suma un total de $23 millones 603 mil 424 pesos, con lo que se ha cumplido el 47% de la meta.

Acorde a la información del Papalote, la suma de los 50 mdp, les alcanzaría para cumplir con todos los costos fijos que ahora son insostenibles, de aquí a noviembre del presente año, aproximadamente. Para entonces, se espera el cambio a semáforo amarillo que permita una verdadera reapertura con un aforo considerable, pero aun con las medidas sanitarias correspondientes.

Desde su inauguración en noviembre de 1993, el museo había operado ininterrumpidamente, hasta que la crisis sanitaria los obligó a cerrar sus puertas el 17 de marzo del 2020. Así se mantuvo seis meses hasta septiembre 17, cuando se permitió una apertura con aforo reducido. Sin embargo, la segunda ola de contagios que comenzó en octubre del mismo año, hizo que el museo interactivo tuviera que cerrar nuevamente el pasado 14 de diciembre y desde entonces hasta la fecha, se mantiene sin operar.

El Papalote Museo del Niño nació gracias al impulso de la iniciativa privada y la entonces primera dama, Cecilia Occelli, quien adaptó en México el concepto de un museo interactivo infantil, después de una visita diplomática a Japón en donde la introdujeron a “El Castillo de los Niños”.

La intención fue realizar un espacio por y para niños, en el que se fomentara el aprendizaje a través de la interacción, experiencia y de este modo dar un enfoque distinto fuera de las aulas escolares. Así, en noviembre de 1993, se dio por inaugurada la edificación del arquitecto Ricardo Legorreta Vilchis, en la segunda sección del Bosque de Chapultepec. Posteriormente se edificaron las sedes de Cuernavaca y Monterrey que hoy se encuentran sin operar, desde marzo del 2020.

A pesar de lo que se puede llegar a creer, el Papalote es una Asociación Civil autónoma, es decir, que no depende ni del gobierno ni de ninguna empresa en particular para su operación, lo que significa que vive únicamente de sus ingresos autogenerados que son, la taquilla, sus concesiones como la zona de la alimentos y un salón de eventos múltiples que se renta a empresas. Cuando de este ingreso se logra un excedente, junto con el apoyo de algún patrocinador o patrocinadores que realizan donativos, se desarrollan proyectos nuevos.

Durante 27 años, el Papalote se ha enfocado en trabajar con los niños en los primeros 10 años de edad, es decir, la primera infancia, propiciando el desarrollo cognitivo y estimulación a través del juego. Esto es fundamental para la niñez mexicana, tomando en cuenta la falta de políticas públicas hacia este sector de la población y, que hay muy poca oferta dirigida hacia los niños muy pequeños.

Hoy, por medio de https://papalote.org.mx/donativos/, se invita al público en general a aportar un donativo desde $50 y otros montos sugeridos, hasta la opción “otra cantidad” que topa en 130 mil pesos a particulares. La causa principal de la campaña “Salvemos al Papalote”, buscará salvar el recinto cultural que aporta a la calidad de la educación en la niñez mexicana.

 

PL