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Foto: Especial Aún continúa el debate público sobre el tema de la regulación del tabaco y los retos del consumo de nicotina por medio del cigarro convencional  

En México, aún continúa el debate público sobre el tema de la regulación del tabaco y los retos del consumo de nicotina por medio del cigarro convencional y de productos alternativos de consumo de tabaco sin combustión; sin embargo, las modificaciones pendientes a la Ley General para el Control del Tabaco dejan en suspenso acciones concretas para beneficiar a la salud pública y abren brechas negativas, como la del mercado negro.

Si bien se han dado pasos importantes en la materia, como el de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) de establecer que los únicos dispositivos permisibles en México deben ser los conocidos como calentadores de tabaco (los dispositivos IQOS de la tabacalera Philip Morris, por ejemplo), aún quedan pendientes en la agenda legislativa los casos de los cigarros electrónicos y vapeadores, que la ley establecida por la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris) no contempla para su comercialización en el país.

De acuerdo con el diputado Éctor Jaime Ramírez Barba, del Partido Acción Nacional (PAN), los impactos en la salud que deja el consumo de tabaco no son alentadores, por lo que la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda la regulación; la legisladora Frinné Azuara Yarzábal (PRI) también considera necesario normar el comercio de sistemas electrónicos de administración de nicotina y productos alternativos al cigarro que sí contienen tabaco para evitar la falsificación y la detonación del mercado negro con productos peligrosos para los consumidores.

Ejemplo de ello es el decomiso de 78 piezas de cigarros electrónicos y 20 vapeadores, ocurrido el pasado 3 de febrero en la Aduana del Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, según informó el administrador General de Aduanas del Sistema de Administración Tributaria (SAT), Horacio Duarte Olivares.

Actualmente 14.9 millones de mexicanos son fumadores y el 73.6 % de ellos está interesado en dejar el cigarro, por lo que, además de provocar que los usuarios que ya consumían opciones menos dañinas regresen al cigarro convencional, una prohibición incentivaría al mercado ilegal a eliminar controles de calidad, lo que aumentaría el riesgo para el consumidor y facilitaría el acceso para menores de edad, considera la industria tabacalera.

Por su parte, la Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (Anpec) advierte que prohibir la comercialización de productos alternativos al cigarro convencional terminaría provocando evasiones al fisco y fortaleciendo a las bandas delincuenciales que operan para su distribución y venta ilegal, recordando la responsabilidad del gobierno de garantizar la libertad de elección del consumidor, de la mano de evidencia científica.

“Es necesario derogar el decreto de prohibición para abrir un espacio incluyente al diálogo informado que involucre a todas las partes afectadas e implicadas: consumidores, autoridades, académicos, comerciantes, productores, para que esto nos permita arribar a los consensos necesarios con los cuales sea posible establecer un marco regulatorio que brinde certeza al consumidor respecto a los productos que compra y consume”, afirmó Cuauhtémoc Rivera, presidente de la Anpec.

En diciembre pasado, las organizaciones México y el Mundo Vapeando, Yo sí creo en el vapeo y ProVapeo México convocaron a los usuarios de estos dispositivos electrónicos a interponer amparos para declarar inconstitucional el decreto presidencial que prohíbe su importación; además, buscan hacer visibles entre los diputados varias propuestas de regulación de los vaporizadores, justificadas con bases científicas.

A la fecha algunos países como Estados Unidos, Reino Unido y Japón ya han legislado el tema y han reconocido que los dispositivos electrónicos para el consumo de tabaco, no sólo hacen menos daño que el cigarro, sino que son una alternativa que ayuda a los fumadores a reducir riesgos a su salud por la menor exposición a los tóxicos del humo derivado de la combustión.

Por ahora queda en manos de autoridades, la industria tabacalera y la comunidad científica abrir el diálogo y continuar trabajando en información y alternativas libres de humo para garantizar que en el futuro los consumidores tengan a su alcance más y mejores productos que los cigarros.

 

TFA