En España tienen a Pablo Iglesias para entender lo que un personaje radical es capaz de hacer con sus posturas extremistas, y lo tienen como vicepresidente segundo del Gobierno del Partido Socialista Obrero Español.

El Rey de España Felipe VI ha lanzado un guiño al Gobierno de Andrés Manuel López Obrador para que, en este año en el que se cumplen 200 años de la consumación de la independencia de México, se realcen los comunes denominadores del pasado compartido y se acompañen los dos países en el camino presente y futuro.

Es un gesto del monarca después de aquella carta, totalmente fuera de lugar, que López Obrador envió al propio Rey de España en la que pedía una disculpa de ese país por las vejaciones de la conquista a los pueblos originarios.

Insisto, tienen a Pablo Iglesias y saben que los populistas que se cargan a los extremos y no es nada fácil que suelten esas banderas que tantos réditos les aportan con sus seguidores.

La moda de las últimas semanas es el nuevo Gobierno de Estados Unidos. Porque queda claro que no hay la misma identificación de la 4T con Joe Biden de la que tenían con Donald Trump.

Pero ese discurso de rechazo a lo español está muy bien sembrado en muchos grupos sociales que han repetido por generaciones que “nos” conquistaron y la 4T no lo va a soltar tan fácilmente.

Lo dicen sus manuales de propaganda, necesitan enemigos, culpables externos que pudieran generar cohesión interna en momentos en que los resultados de su administración no son los mejores.

Y como cada día se agolpan las evidencias de los malos manejos en materia de salud, economía, seguridad, transparencia y corrupción, es un hecho que López Obrador va a revivir en poco tiempo ese expediente de sus reclamos a la corona española.

En aquel país europeo se mantendrá como una anécdota y posiblemente no merezca más respuesta, más allá de las recientes palabras del Rey.

Pero lo que sí puede generar una respuesta más contundente, quizá involucrando a la Unión Europea, es esa enorme cantidad de trabas que el Gobierno mexicano le pone a las empresas de origen español.

Las animadversiones personales del Presidente hacia lo hispano se han manifestado en discriminación hacia las empresas de ese país. La empresa de energía Iberdrola se ha convertido en un blanco constante de los ataques presidenciales.

Lo que puede conseguir con esa actitud hacia las empresas españolas será la pérdida de inversiones, por lo tanto de empleos, y un sinfín de procesos judiciales. Nada más.

La relación entre México y España es mucho más sólida que los dichos de un Gobierno en turno. Ese país seguirá en la mira de la 4T, porque le conviene que sus fieles seguidores identifiquen un enemigo externo que los cohesione y los distraiga de los verdaderos problemas.

 

                                                                                                                                      @campossuarez