Más de tres meses tuvo la Liga Mx, como el común de los campeonatos deportivos en el mundo, para analizar cómo regresar a la actividad en tiempos de pandemia.

La rígida cuarentena que corrió de marzo a junio, lapso en el que el torneo Clausura 2020 sería interrumpido para ya no reanudar, permitió que se meditaran todos los escenarios posibles.

Dos vías se abrían para el común de los certámenes. La más costosa y a la vez infalible, la burbuja: la NBA encerrada en Orlando, la NHL en Edmonton y Toronto, las Grandes Ligas de beisbol con playoffs en San Diego y Dallas (tras una temporada regular muy accidentada por contagios y posposiciones).

Por otro lado, estaba el modelo alemán, con una Bundesliga impecable en sus protocolos e inflexible con quien los rompiera –por ejemplo, el director técnico del Augsburgo, Heiko Herrlich, sería vetado de acudir a entrenamientos o partidos tras romper el cerco sanitario acudiendo a una tienda vecina al hotel para comprar pasta de dientes.

Tanto los torneos locales de futbol, como la NFL y la Fórmula 1, seguirían la estela germana, asumiendo algo inevitable: que fuera de la burbuja se depende del espantoso azar que nos persigue en estos difíciles tiempos, todos expuestos por igual; y que, de haber un caso positivo, existe un riesgo mayor de que se multiplique hacia compañeros y rivales dada la naturaleza de los deportes de conjunto, lo mismo que de los deportes de contacto.

Así que, resignados a lo inevitable, el esquema se apoyaba en dos columnas vertebrales: pruebas constantes y comportamiento impecable de los involucrados.

La recurrencia de los test fue suavizada en una industria del futbol ya muy golpeada en sus finanzas (como toda industria en esta época), afán de disminuir los elevados costos de las pruebas. Así que cuando había cientos de casos activos en la calle (abril) no hubo futbol ni a puerta cerrada; cuando había quizá decenas de miles (agosto) hubo bastantes pruebas; cuando hay cientos de miles (enero) se permitieron pocas.

En cuanto al mal comportamiento de los jugadores sólo sabemos de aquellos cuyos videos o fotos se han filtrado a la opinión pública (el año pasado, elementos de Santos, Chivas y Tigres; en este 2021, Jonathan Rodríguez de Cruz Azul y Alan Mozo de Pumas). Eso nos permite concluir lo factible que es que tantísimos más hayan violado la conducta imprescindible de encierro para estos tiempos, con la ventaja de que no hubo testimonio visual que los ventilara.

Ahora ha llegado la reacción de la Liga Mx con sanciones y multas a quienes sean sorprendidos. De igual forma, el protocolo exigirá recuperar constancia en las pruebas.

Por cortos de dinero que estén los equipos, siempre debieron entender que ese era el único sitio en el que no podían escatimar fondos o recortar gasto. Un ahorro que hoy tiene un reguero de contagios y que acaso ha llegado a poner en jaque la culminación de esta campaña.

En una pandemia no es absurdo contagiarse. En una pandemia sí es absurdo esparcir el virus por ahorrar en pruebas o por contraer la enfermedad en una parranda.

Twitter/albertolati

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