La apertura que mostró el nuevo Presidente estadounidense en relación a las políticas migratorias parecen muy generosas, pero también se traducen en beneficios económicos y electorales para el nuevo liderazgo demócrata del país vecino.

En sus cuatro años de gobierno, Donald Trump aprobó más de 400 decretos ejecutivos para frenar la inmigración y castigar a los indocumentados, sin embargo, apenas unas horas después de asumir la Presidencia, Joe Biden revirtió varias de ellas y dio inicio a una audaz agenda migratoria que incluye un proyecto de ley para legalizar a los 11 millones de extranjeros sin papeles que residen en Estados Unidos, y sin antecedentes penales.

“Él fue electo Presidente de Estados Unidos, no de México, todas las políticas que tome son pensadas para beneficio de su país. La reforma que facilita el camino a la ciudadanía a 11 millones de personas ilegales parece muy humana, pero a más ciudadanos más impuestos, y es lo que ahora necesita el Gobierno; en segundo lugar, asegura a ese sector del electorado latino con el que tuvo mayor afinidad, y que incluye a los mexicanos”, declaró Stephanie Henaro, internacionalista del Tec de Monterrey.

Agrega que la población en Estados Unidos está envejeciendo, con una media de edad de 38 años, por lo que la etnia latina puede apoyar en el desarrollo laboral y la productividad estadounidense.
Uno de los decretos firmados por Biden apenas este miércoles, horas después de asumir el cargo, detiene casi todas las deportaciones durante 100 días.

El mismo Biden ha declarado que es un presidente de transición, recuerda la también académica, por lo que parte de su labor es dejar una base más amplia de aprobación a los demócratas, pensando en 2024. Incluso los trabajadores agropecuarios se verían beneficiados.

La estrategia incluye que los dreamers y los inmigrantes que tienen un estatus de protección temporal obtendrían de manera automática la residencia permanente.

LEG