Ángel Álvaro Peña

Llama la atención la gran cantidad de espacios que dedica la prensa mexicana a la toma de posesión de Biden, pareciera que se trata de un héroe o, por lo menos, de un ejemplo de democracia y honestidad. Mientras en nuestro país ponderan su figura y el particular estilo democrático bipartidista del vecino del norte, los estadounidenses muestran su aburrimiento acerca de las elecciones de dos partidos que en realidad carecen de diferencias para gobernar.

El porcentaje del abstencionismo en el vecino país confirma lo anterior, a pesar de que ahora se creó el novedoso voto por adelantado a través del correo, método mediante el cual votaron más de 97 millones, quienes difícilmente hubieran votado si esta nueva forma de participación no se hubiera abierto. A pesar de ello los votantes no llegaron al 60 por ciento de su actividad electoral, como una manera de mostrar un hartazgo que algunos llaman democracia.

La perfecta democracia que algunos, a pesar de todo, ven en la política del vecino del norte, parece ser el único modelo a seguir, pero sobre todo en México se evitó que las noticias nacionales tuvieran espacio para dar cabida a una toma de posesión de caricatura donde el espectáculo era más parecido al super bowl que a una unción presidencial.

Se evitó que hubiera información de México a cambio de transmisiones en vivo y lo peor, se ponderaba la figura de un nuevo presidente de Estados Unidos como si fuera la mano ejecutora de México, como si fuera el padre de nuestro país o el tutor de sus políticas. Hubo un desquiciado líder opositor en México que le mandó una carta para que “corrigiera” a López Obrador.

No sorprende, pero sí indigna esta manera de ver a un país extranjero, sin historia ni identidad, como ejemplo de lo que se debe hacer en materia política. Mientras se exhibe esta política simplista entre lo bueno y lo malo, lo feo y lo bonito y lo que debe hacerse y lo que no, algunos comentócratas anuncian un seguro enfrentamiento entre Biden y el presidente de México, por cualquier pretexto. A pesar de que la relación con el vecino del norte se ha cuidado con pinzas desde el principio.

La primera provocación en la que no cayeron ni López Obrador ni Biden fue la aparentemente “tardía” felicitación por su triunfo electoral. No faltó quien aseguraba que se trataba de un mal augurio y que México pasaría cuatro años de tensiones y roces con el gobierno de Biden, desde luego siempre dándole la razón al presidente vecino antes que al propio.

La obsesión por ver pelear a Biden y a López Obrador trata de encontrar en todos los temas bilaterales una causa para un altercado. El más reciente fue la deportación del exsecretario de la Defensa, Salvador Cienfuegos, donde se intentó crear un pleito desde los medios mexicanos para que hubiera un desgaste de la política exterior mexicana.

Los cargos contra Cienfuegos se fueron diluyendo, y la DEA dejó su frágil defensa a un exagente, con no muy buena fama. El 19 de enero fueron saliendo los agentes de la DEA de México, para buscar un acuerdo nuevo de cooperación de información policiaca entre ambos países. No hay ni hubo pleito. A pesar de los deseos de quienes desesperadamente buscan desgastar al presidente apoyando a uno extranjero, como algunos conservadores lo hicieron con Maximiliano.

La fiscal internacional de los delitos contra Cienfuegos fue la agencia antidrogas del vecino país, creada en 1973, cuya credibilidad y honestidad está en duda desde su nacimiento. Con agentes corruptos como se muestran en películas y series de televisión y con un largo historial de derrocar gobiernos a través de la clara intervención policiaca y a veces, militar, como sucedió en Panamá, con Manuel Noriega, a quien primero hicieron informante de la CIA sobre drogas y luego lo involucraron con el tráfico de estupefacientes.

Los tiempos cambian tanto que el país más intervencionista del mundo, que es Estados Unidos, llega intentando estar en paz con todos. Algunos mexicanos, afortunadamente una minoría, por lo regular nostálgica y conservadora, quieren seguir viendo al vecino del norte como el país más poderoso del mundo, el paladín de la democracia y donde impera la honestidad. La ingenuidad rebasa la realidad.

Prueba de lo anterior es una muestra de que hay deseos de mantener la paz mundial, incluyendo a sus enemigos tradicionales como Rusia, porque Biden, prevé ahora extender el plazo del tratado de armas nucleares que hay con Rusia, que limita el número de armas nucleares estratégicas entre ambas.

Hay quienes no se acostumbran a los cambios ni dentro de México ni fuera. En política no hay amigos ni buenos vecinos, sólo intereses y estos están a salvo con el T-MEC, por eso lo firmaron y lo seguirán firmando. PEGA Y CORRE. – Los panistas parecieran extender sus preferencias electorales a su actividad profesional y esta vez los excesos merecen una sanción ejemplar, al conocerse la militancia del director de política pública de Twitter para México y América Latina, Hugo Rodríguez Nicolat, quien fuera asesor de un senador panista. Si alguien quiere enviar un mensaje de felicitación al presidente mexicano, Twitter contesta que se está violando la ley, si es crítica contra la 4T, pasa sin ninguna tardanza. Y esto es sólo un ejemplo. La censura y la violencia contra la libertad de expresión tiene responsables… Esta columna se publica los lunes, miércoles y viernes.

 

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