La nevada acumulada en el patio del colegio LaSalle, La Paloma de Madrid obligó, este miércoles, a los alumnos a permanecer dentro de sus aulas después de comer,

De no ser por la tormenta Filomena, los chicos habrían salido al patio del plantel a jugar, como lo hacen habitualmente, y justo en el momento en que explotaba el edificio colindante.

La explosión dejó lleno de escombros las canchas de baloncesto de el centro educativo. Ante la situación familias y los responsables del centro aseguran que “ha sido un milagro” pues gracias a la nieve, los niños se salvaron de resultar heridos.

Los 215 alumnos del colegio regresaron este miércoles a las aulas después de casi un mes sin clases presenciales, primero debido a las vacaciones de Navidad y después por los desperfectos causados por el clima.

La nieve había cubierto parte de los accesos y la asociación de padres convocó a las familias hace unos días para que ayudaran a limpiar las entradas principales. Pese a la ayuda de los padres, decidieron dejar la nieve del patio del colegio debido a que era demasiada y las máquinas no podían llegar hasta ahí, por lo que los pequeños tendrían que quedarse en sus aulas después del almuerzo.

La residencia siniestrada se encuentra justo al lado del patio del colegio. Sin embargo, los alumnos se encontraban tomando clases en las aulas que dan con la otra calle y por eso no resultaron heridos por los efectos de la deflagración.

Los 16 profesores que se encontraban en el edificio también resultaron ilesos. Un alumno de 2° de primaria fue atendido por una cortada superficial provocada por los cristales de las ventanas que estallaron, según indicó la Consejería de Educación madrileña. Hay tres aulas que han sufrido daños.

“Yo estaba en la redacción en la Gran Vía, y he escuchado a un compañero comentar que había una explosión en la calle Toledo. ‘Ahí está el colegio de mis hijas’, le he dicho, pensando que la calle Toledo es muy larga. He entrado en Twitter para ver las noticias y me he encontrado con fotos del patio lleno de escombros. He entrado en crisis. He llamado a una de las profesoras y, afortunadamente, me ha cogido muy rápido. Tras unos minutos que me han parecido horas, me ha dicho que estaban bien. He ido corriendo desde la Gran Vía a la calle Toledo y ya habían evacuado a todos los alumnos. Lo han hecho muy bien”, cuenta por teléfono David Ramos, padre de tres alumnas del colegio de seis, ocho y 10 años.

“Es un milagro, porque todo el patio estaba lleno de escombros y a la hora en que se ha producido la explosión a los alumnos les tocaba estar en el patio. La imagen que no me quito de la cabeza es qué hubiera pasado si esto ocurre en un día normal”, señala David Ramos.

“Los alumnos se han asustado mucho porque los cristales de las aulas han estallado y el edificio ha temblado”, añade.

Asimismo, destacó la rápida reacción del instituto.

“Un colegio muy familiar, de una línea por curso, donde todos se conocen y los alumnos mayores son amigos de los pequeños”.

Acaymo San Nicolás, uno de los gerentes de la red de colegios LaSalle, también está conmocionado por la forma en que la nieve evitó una tragedia.

“Normalmente comen en dos turnos y los más pequeños salen al patio mientras los mayores están en el comedor. Luego, a las 15:00 horas, se termina el colegio y los padres ya están esperando para recogerlos. Pero esta vez se encontraban en las aulas porque la nieve no les permitía estar fuera en las debidas condiciones de seguridad. Ya estaban preparándose para salir. La onda expansiva les ha afectado menos”, relata.

Explica que “no hay grandes daños en el colegio pero, por el momento, los alumnos no podrán volver” y tendrán que retomar las clases a distancia desde sus casas.

 

 

EFVE