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FOTO: REUTERS Casi todos llevan mochilas con sus pocas pertenencias y en su mayoría visten sandalias  

Miles de migrantes que viajan a pie desde Honduras a Estados Unidos, esperanzados por ser recibidos ante la llegada del futuro presidente Joe Biden, se desplazan el sábado por el oriente de Guatemala, sorteando la contención de policías y militares que les piden que desistan.

La caravana, integrada por unos 9 mil migrantes según estimación preliminar de las autoridades, intenta atravesar Guatemala para alcanzar el siguiente objetivo, México, que ya blindó su frontera.

Un grupo que va a la cabeza, conformado por unas 3 mil 500 personas, chocó con decenas de policías y soldados desplegados en un punto de control en el poblado de Vado Hondo, en Chiquimula.

Tras un forcejeo varios pasaron aunque fueron interceptados más adelante, indicó Migración. Allí han vuelto a exigirles documentación y examen de covid. Han avanzado menos de 50 km desde la línea de frontera.

El director general de Migración, Guillermo Díaz, les pidió que regresen a su país y puso a disposición camiones y autobuses para trasladarlos a la frontera.

“Hemos desarrollado un plan de sensibilización, pero ellos no aceptan retornar. Ahora las fuerzas [de seguridad] están fortalecidas. Lo que pasó [en la frontera] no pasará nuevamente. No van a poder pasar”, declaró Díaz al telenoticiero TN23, lamentando que se expongan a niños y ancianos en la marcha.

Los migrantes se adentraron en territorio guatemalteco entre viernes y sábado por Camotán (departamento de Chiquimula, fronterizo con Honduras), tras romper un cerco policial y obviando los controles migratorios que les demandaban presentar documentos y prueba negativa de covid-19.

La irrupción de la caravana provocó que el gobierno de Guatemala recriminará a Honduras la “transgresión” de su soberanía nacional. “Algunos grupos han violentado la normativa vigente y lograron pasar nuestro territorio, violando las disposiciones legales”, fustigó en un comunicado, y le pidió a Tegucigalpa “contener la salida masiva de sus habitantes”.

En octubre Guatemala devolvió una caravana con 4.000 personas bajo el argumento del riesgo a contagios de covid y que el país promueve una migración legal.

Hacia el cerco mexicano

Pero los migrantes continúan la marcha, afirmando huir de una Honduras fuertemente golpeada por el paso de los huracanes Eta e Iota en noviembre y la falta de empleo causada por la pandemia, que se suman a los males endémicos de un país acribillado por la violencia asociada a las pandillas y el narcotráfico.

“Decidí ir a Estados Unidos porque en mi país no hay trabajo, no hay nada, y obligatoriamente tengo que salir porque la pandemia y huracanes hicieron destrozos en el país”, explicó a la AFP el hondureño Carlos Flores, de 20 años.

Casi todos llevan mochilas con sus pocas pertenencias y en su mayoría visten sandalias.

“He venido a pie, sin dinero, sufriendo. Gracias a Dios ya vamos aquí en Guatemala, ya para salir [a Estados Unidos]” dijo a la prensa Agustina Rodríguez, de 40 años.

La mayoría partió la madrugada del viernes desde la estación de buses de San Pedro Sula, en el norte de Honduras, habitual génesis de las caravanas.

Casi todos van a pie y algunos piden un “aventón”. Además de los controles policiales dentro de Guatemala, los migrantes tendrán que superar la frontera con México, que ya adelantó que no permitirá el ingreso irregular.

Tras recorrer 450 km dentro de Guatemala, el grueso de la caravana intentará entrar a México por el paso fronterizo de Tecún Umán (suroeste).

En el medio de la travesía por Guatemala, los migrantes tendrán que pasar por la capital, donde la Casa del Migrante de la Iglesia católica adelantó que no podrá recibirlos debido a la pandemia, aunque les entregará alimentación y material de higiene y “bioseguridad”.

Emergencia en frontera 

Muchos participantes de esta caravana están convencidos de que Joe Biden, quien asume la presidencia de Estados Unidos el 20 de enero, será más flexible que su antecesor, Donald Trump, con las normas migratorias.

Pero Washington ya descartó la posibilidad de un trato especial. “No pierdan su tiempo y dinero y no arriesguen su seguridad y salud. Es un viaje mortal”, precisó el comisionado interino de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de Estados Unidos (CBP), Mark A. Morgan.

El propio Trump extendió el viernes la “emergencia nacional” en la frontera con México, impuesta por primera vez en febrero de 2019 para desbloquear fondos y construir su tan anunciado muro.

Más de una docena de caravanas, algunas con miles de migrantes, han salido de Honduras desde octubre de 2018, pero se han topado con millares de guardias fronterizos y militares estadounidenses posicionados en la frontera sur con México por Trump.

 

ica