Ubicado en la colonia San Felipe de Jesús en la Ciudad de México, el tradicional tianguis de juguetes logró establecerse pese a la pandemia, de la mañana del cinco de enero hasta el medio día del seis, con la condición de que se respetaran las medidas de sanidad tales como uso de cubrebocas, gel antibacterial y sana distancia.

Días antes entre los vecinos se corría el rumor de que este año el tianguis no llegaría a la colonia, ya que debido a su tamaño podría ser un lugar de alto riesgo de contagio. Finalmente, autoridades del Gobierno de la Alcaldía Gustavo A. Madero permitieron a los vendedores colocar sus puestos únicamente el Día de reyes, esto para ayudar a los Reyes Magos a preservar la ilusión de los niños en esta pandemia.

En la entrada del tianguis, ubicada en la avenida Zacatecas, se podía ver una camioneta atravesando la calle, la cual formaba una entrada y una salida de lado a lado. “¡La entrada es de este lado, usen bien sus cubrebocas, respeten la sana distancia!” gritaban los encargados de vigilar el ingreso.

“Llegamos a un acuerdo con las autoridades del Gobierno de la Alcaldía Gustavo A. Madero para que nos dejaran vender al menos un poquito, nosotros ayudamos poniendo en nuestros puestos gel y atendiendo sólo a aquellos que portan su cubrebocas”, comentó Mariana, una joven de cabello castaño, mientras atendía su puesto de juguetes que se encontraba en el piso sobre una lona.

Los primeros puestos eran juguetes de uso, muñecas, bicicletas, pelotas, ropa y demás podían verse sobre lonas tendidas en el piso, algunos sobre tablas en un puesto de metal o incluso sobre mesas de plástico. “NO TE ATENDEREMOS SI NO PORTAS TU CUBREBOCAS”, “RESPETA LA SANA DISTANCIA”, “NO AGLOMERACIONES”, “USA CUBREBOCAS”, decían algunos de los carteles hechos con cartulina ubicados en los puestos.

Usualmente los puestos se encuentran del lado izquierdo, derecho y en la parte central, sin embargo, este año la parte de en medio se encontraba vacía dando una mayor movilidad a las familias quienes iban de un lado al otro atraídos por los sonidos de los videojuegos y los gritos de los vendedores.

“¡Perritos Husky damita, caballero, no se queden con las ganas de tener una mascota, llévese su perrito!”, “¡Pásele, pásele de oferta, las ultimas galletas!”, “¡Pulpos, pulpos reversibles!”, “¡Aguinaldos!”

Al llegar a la mitad de la primera parte del tianguis, en la parte central se encontraba un tinaco de color azul con una llave de agua incrustada y un letrero pegado con diurex que decía “LAVESE LAS MANOS, CUIDESE”, pero solo una persona de varias que pasaron por ahí lavo sus manos. Los demás parecían estar enajenados con los luminosos puestos, incluso se veían motocicletas dentro del lugar, cosa que normalmente no ocurre debido al poco espacio entre puestos.

“Nosotros estamos aquí cuidando que se respeten las medidas de sanidad, como el uso de cubrebocas, proporcionándoles el gel, que no haya venta de comida porque no es recomendable por la cantidad de gente e incluso este año no hay puestos en la parte central para que haya más espacio y se eviten aglomeraciones”, declaró Francisco, vigilante en el lugar a quien se podía ubicar debido a su chamarra color guinda con las letras GAM VIIGILANCIA bordadas en la espalda.

Más adelante, después algunos puestos de ropa, de juguetes e incluso de lencería, se veía a varias personas aglomeradas rodeando a un globero, los globos de colores neón naranja, azul, rosa, con figuras de personajes de caricaturas parecían bailar en el aire, pero eran las personas quienes jalaban los globos y gritaban, algunos traían cubrebocas, otros no, algunos traían a sus pequeños, otros no.

Conforme caía la noche comenzaba a hacer más frío, pero también comenzaba a llegar más gente, era más difícil avanzar por lo que la sana distancia desapareció, había personas llegando por las calles pequeñas donde no había vigilancia por lo que se comenzó a ver más rostros sin mascarilla.

Murmullos, gritos, música, incluso el sonido de una tos se escuchaba, se podía ver a niños contentos que ya iban con juguetes, pero también a niños llorando porque no les gustó lo que les habían comprado.

Pese a que lonas enormes con las medidas de sanidad entre las que se prohibía la venta de alimentos dentro del tianguis estaban por todos lados, comenzaron a llegar puestos ambulantes de hotcakes, elotes y ponche, la gente comenzó a aglomerarse alrededor de estos, el olor que caracteriza a cada uno de estos alimentos despertaba el hambre en los visitantes.

En la parte final del tianguis se encontraba una patrulla del lado derecho, los policías estaban comiendo en el toldo del auto, riendo y platicando con los comerciantes. Había nuevamente una camioneta blanca cruzada en la calle formando una entrada y una salida donde estaban ubicadas dos botellas de gel antibacterial ya vacías.

Para ingresar a la segunda parte del tianguis se debe cruzar la avenida León de los Aldama, podían verse a personas esperando cruzar pues los autos pasaban y pasaban, algunos se aventuraban a la segunda parte, otros decidían partir a sus casas pues el tianguis es muy largo y para este punto muchos ya están exhaustos de caminar o fatigados por la multitud además los más pequeños de las familias debían regresar a dormir pues lo reyes magos no llegan a casa si se desvelan.

 

PL