Su nombre es José Rogel Romero y hasta hace poco dirigía el Centro Médico Adolfo López Mateos, dependiente de la Secretaría de Salud del Estado de México. Digno ejemplo de la cultura del abuso y la transa, hoy ha sido separado temporalmente de su cargo por, lisa y llanamente, intentar pasarse de listo.

 

Rogel es señalado por presuntamente haber usado su cargo para que al menos dos de sus familiares más cercanos obtuvieran la vacuna contra el Coivd-19, sin que éstos tuvieran derecho a ella y en una clara violación al más básico principio ético que rige la profesión que él ejerce y que debe normar a todo servidor público.

 

Al doctor Rogel se le imputa haber aprovechado un momento de desconcierto en la elaboración de la lista de personal médico que debía ser vacunado a fines de diciembre pasado en la 22a Zona Militar, ubicada en el municipio de Santa María Rayón, en el Estado de México, para “colar” a dos familiares -se presume que fueron su esposa y una de sus hijas- y que recibieran dos de las 975 dosis que debían de ser implementadas.

 

Ante la indignación y rápida propagación del hecho, el Gobierno del Estado de México procedió de inmediato a una separación temporal del cargo, mientras se llevan a cabo las investigaciones en torno al actuar de Rogel Romero.

 

Nada justifica el gesto de este médico formado en el Estado de México y cuya carrera ha sido brillante dentro del servicio público. Si bien Rogel ha sido contagiado en dos ocasiones con el coronavirus SARS-CoV-2, no existe razón alguna para explicar esta conducta que hoy lo tiene al borde de perder el prestigio adquirido en años de trabajo.

 

La probable falta cometida por el doctor mexiquense no empaña de ninguna forma el esfuerzo realizado por la comunidad médica de ese estado y de todo el país frente a la imparable propagación del Covid-19.

 

De todas las trincheras surgen los reconocimientos a médicos, enfermeros y personal administrativo de hospitales públicos y privados que arriesgan sus vidas a diario en la lucha contra esta pandemia.

 

Con la llegada de la vacuna a México resurge la esperanza de frenar la expansión del Covid-19, aunque aparecen otros retos como el de generar un plan logístico lo suficientemente audaz para llevar con éxito las dosis a millones de mexicanos en situación de vulnerabilidad.

 

Surgen otros como el evitar que, desde cargos públicos, muchos funcionarios pretendan pasarse de listos. En estos tiempos no hay espacio para agandalles como el anteriormente narrado y, mucho menos, para quienes los cometen.

 

Segundo tercio. Pronta y en buena dirección la respuesta del Gobierno del Estado de México ante el caso del doctor Rogel. Sin violar su presunción de inocencia, se le separó del cargo para hacer una exhaustiva indagatoria a fin de aplicar la ley de manera rigurosa.

 

Tercer tercio. Cosas de la vida: para no desperdiciar la segunda dosis que a toda persona se aplica en caso de la vacuna contra el Covid-19, los familiares del médico mexiquense tendrían que recibirla. ¿Usted qué opina?

                                                                                                                   @EdelRio70