El año que comienza será desafiante para todos los sectores del país y quizá sea la última llamada para rescatar un sexenio que, lejos de cumplir las altas expectativas que generó, hoy ya pareciera perdido, aseguró el coordinador parlamentario del PAN en la Cámara de Diputados, Juan Carlos Romero Hicks.

“La prueba”, abundó, “será para todos: el sector público, la sociedad civil, los órganos autónomos, los poderes judicial y legislativo, los gobiernos de los Estados, los congresos locales y ayuntamientos, los partidos políticos, la iniciativa privada, los trabajadores, la gente del campo, los universitarios y artistas y una ciudadanía que tiene cita electoral el primer domingo de junio”.

Romero Hicks advirtió que el tamaño de las crisis es de tal magnitud, que reclama respuestas efectivas, no ideologizadas y mucho menos electoreras toda vez que no sólo está en juego la urgencia de recuperar una auténtica normalidad sino el riesgo de que las cosas pueden complicarse aún más.

“En este momento no hay quien pueda pronosticar con certeza el fin de la pandemia, siquiera su aminoramiento, por lo que la colaboración decidida, generosa y solidaria de todos no puede regatearse”, expresó el líder parlamentario de Acción Nacional.

Lejos de alentar la polarización y el enfrentamiento que únicamente complicarían el escenario, Romero Hicks subrayó que cada sector debe actuar con prontitud.

Dijo que el gobierno tiene la obligación de responder con legalidad, austeridad, realismo y eficacia para poner en marcha las políticas adecuadas.

“Finalmente le llegó la hora de evaluar con seriedad si las inversiones absurdas en la refinería, el Tren Maya o el aeropuerto de Texcoco son las que hacen falta para la recuperación del país y justifican canalizar ahí millones de pesos que urgen en otras áreas.

“Es tiempo de generar confianza en los inversionistas nacionales y extranjeros que, sin su participación, México no saldrá adelante. El Estado de Derecho, la certidumbre en la apertura de sectores y desterrar de una vez por todas experimentos absurdos como la pretendida Ley del Banco de México, el aumento de fiscalización al contribuyente, la cancelación de proyectos con base en votaciones populistas, o privilegiar el manejo monopólico del Estado en el sector energético no pueden ser más la cristalización de las ocurrencias”, expuso Romero Hicks.

El presidente, continuó, no tendrá más alternativa que poner los pies en la tierra y hacer que sus datos se apeguen a la realidad y no más un proyecto ideológico de transformación que ya no podrá concretarse.
López Obrador debe procura, manifestó, la reactivación económica, la seguridad y el combate efectivo, no simulado, a la corrupción.

“Y quizá la tentación mayor para el gobierno será respetar el proceso electoral de mitad de año, dar la garantía de imparcialidad y no participar activamente con todo el aparato que ha diseñado a través de sus apoyos clientelares a sectores necesitados o de los omnipotentes delegados federales en cada una de las entidades.

Por tanto, los poderes Legislativo y Judicial, tendrán la responsabilidad de actuar como auténtico contrapeso de un poder central autoritario y velar por los intereses reales de una población urgida de salir de la peor crisis económica de los últimos 100 años, dijo Romero Hicks.

 

DAMG