Comitán
Foto: Jefté Arguello Realmente por este local no ha pasado el tiempo, ya que la forma de exhibir los productos es la misma, e inclusive hasta el envoltorio de los mismos se sigue realizando con el característico papel periódico, a la usanza de hace años  

Abarrotes Mi Lupita

Entre estantes, anaqueles y exhibidores de madera a la antigua usanza de las tiendas de antaño, Jorge Alfonso Trujillo, continua la tradición de la venta de velas y veladoras.

Tercera generación en el negocio familiar, sus abuelos fueron quienes comenzaron esta colorida e iluminada venta de artículos para el hogar.

“Mi abuela, doña Natalia, como la conocían aquí en Comitán abrió el negocio en 1940, con la venta de abarrotes”, explicó don Jorge, quien es el encargado después de que sus padres continuaran con la empresa familiar.

“Mis padres lo tomaron allá por los años 70 del siglo pasado y yo en el 90”, continuó platicando.

Realmente por este local no ha pasado el tiempo, ya que la forma de exhibir los productos es la misma, e inclusive hasta el envoltorio de los mismos se sigue realizando con el característico papel periódico, a la usanza de esos años.

A decir de este año pandémico derivado del Covid-19, para Jorge ha sido un año muy difícil en el que bajaron un 50% las ventas, pero ha sido el mismo legado lo que lo ha mantenido a flote.

Lugar de película

Don Jorge, como lo llama su clientela, recordó que a principios de este año una casa filmadora escogió su negocio como locación para una película a estrenarse próximamente.

“Antes de la pandemia filmaron ‘Los enfermos recurrentes’ aquí, porque les gustó el ambiente místico que refleja la misma producción”.

La venta de velas que comenzó con un pequeño taller artesanal, como en el filme “Macario” se ha diversificado incluso a velas místicas y para amarres de la abundancia y el amor.

“Soy católico, devoto, y claro que en nuestros altares hay velas para nuestros santos”, finalizó.

Así es como don Jorge ilumina, tanto metafóricamente como literal, los caminos y hogares de este pueblo mágico de Comitán de Domínguez.

 

“Exclusivas Juanita”

Siendo una niña de apenas siete años, a Juana Pérez Cañaveral, o “Juanita”, como todos la conocen en Comitán y allende las montañas del estado, fue su mamá quien le enseñó la confección de vestidos para sus muñecas.

“Aprendí a realizar los vestidos a mano con agujas, y después con la máquina de coser de hierro que tenía mi mamá, hasta que pude alcanzar bien el pedal de esta”, recordó.

El día de hoy, cerca de cumplir los 70 años de edad, Juanita rememora cuando una conocida le propuso que le confeccionara un vestido para su niño Dios; al principio no concebía esta idea, pero al darle ánimos y comentarle que era muy similar al que hacía para sus muñecas fue como tomó la decisión de hacerlo.

Con cerca de 63 años vistiendo las figuras religiosas, Juanita se creó la fama de ser de las primeras en el poblado de Comitán en realizar este oficio.

Un negocio floreciente

A partir de esa sugerencia de realizar los ‘ropones’ o su nombre real ‘vestiduras’, que Juanita abre su propio negocio en el centro de Comitán.

Es cuando las fábricas comenzaron a realizar en serie las vestiduras religiosas, cuando Juanita divide su producción y tiempo en la hechura propia y la de fábrica.

A la capital del país venía cerca de una vez por mes a la famosa tienda de las calles de Talavera, “Niños Uribe”, pero donde más se surtía era con la señora Lucía Amelia, conocida en el ramo de confección.

Vestiduras o túnicas, no vestidos

Para Juanita es incorrecto denominarlos vestidos, ya que lo que realmente atavía a los niños Dios, son túnicas, a la usanza de la región de oriente medio, de donde es originario Jesús de Nazaret.

Modelos como el ‘niño doctor’, el cirujano, ‘San Juan Dieguito’ o el ‘Santo niño de Atocha’, son los más pedidos año con año.

“Aquí en Comitán se nos hace una falta de respeto los trajes de ‘niño futbolista’ o personajes de la televisión, como que no va con la tradición”, aclaró, después de que conociera que en la ciudad de México está de moda en los aparadores del centro, el ‘niño Covid’.
Una de las vestiduras más representativas del estado es el tradicional vestido colorido que usan las indígenas de Chiapa de Corzo, y también uno de los más pedidos.

Tradición atemporal

A diferencia de la mayoría de la República Mexicana, en el que se viste a los niños Dios y se llevan a bendecir el día dos de febrero, día de la Candelaria, en Comitán, esta tradición comienza desde el mismo 25 de diciembre ya están “sentando” al niñito.

“Aquí en la ciudad se acostumbra “sentar” al niño, es decir vestirlo y colocarlo en su sillita, desde el 25 hasta el 2 de febrero. Cada quien decide cuando, algunos el 31 de diciembre, otros el seis de enero, otros el 15 cuando se celebra el novenario del ‘señor de Esquipulas’ y algunos el dos de febrero”, aclaró doña Juanita.

Familia emprendedora

Se decía que “detrás de un gran hombre hay una gran mujer”, pero en estos tiempos ambos van a la par para crecer juntos.
Así es como la familia Penagos Pérez ha crecido a lo largo de las décadas, ya que el esposo de Juanita, Julio César Penagos, también comerciante de ropa, ha sido un impulso para su esposa.

Así mismo, unos de sus hijos, Gabriel Penagos continua con la tradición del negocio familiar.

“Aunque yo no se confeccionar las vestiduras de los niños Dios, si he continuado con el negocio, ya que desde niño he estado muy de cerca con mi mamá. Soy el que la acompaño a realizar las compras a la ciudad de México, me encargo de las finanzas, entre otras labores propias del negocio.”, platicó Gabriel, quien ya cuenta con su propia sucursal.

Sorteando el 2020

Como a todo el mundo, la pandemia del Covid-19 le pegó también al negocio, pero la ventaja para salir lo mejor librados de la crisis que derivó la cuarentena ha sido varias circunstancias: primero la calidad en la atención al cliente, así como los buenos precios, y la diversidad de productos que esta tienda ofrece a lo largo del año.

“Nos dedicamos a la venta no solo de túnicas, sino de todo lo relacionado a artículos para ceremonias religiosas como bautizos, comuniones, XV años, etcétera, y trajes infantiles de temporada como lo son la Primavera, Halloween, pastorelas, entre otras”, expresó don Julio.

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CT