karina nuñez
Facebook: karina nuñez La prostitución esta regulada en Uruguay desde 2002 y es una de las naciones de Latinoamérica con las leyes más liberales en el tema  

Karina Núñez es la cuarta generación de una familia de trabajadoras sexuales uruguayas y se ha convertido en una de las líderes sindicalistas más prominentes del gremio en Uruguay.

Su madre se casó con un hombre que la alejó de la prostitución, pero más tarde se convirtió en preso político y su mamá tuvo que regresar al trabajo sexual.

Ahora, Karina defiende los derechos humanos de las mujeres y de las trabajadoras sociales y lucha por la explotación sexual de niños, niñas y adolescentes.

Karina logro muchas cosas y una de las que más orgullo le da es que su hija se convirtiera en la primera en su familia en ir a la universidad.

“El proceso de haber sido explotada sexualmente lo viví durante muchísimo tiempo como algo heroico. Muchos años después, con mucho dolor, pude entender que ser explotada sexualmente no tiene nada de heroico. Ahora lo veo como un suceso trágico de mi vida y un detonante para el fortalecimiento que tengo”, confesó Karina para la BBC.

Karina comprendió que no quería que su hija siguiera su camino y quiso luchar para darle un mejor futuro.

En 1999 denunció una red de trata y nueve proxenetas la golpearon, permaneció 11 días en una Unidad de Cuidados Intensivos.

Sin embargo, no se dio por vencida y denunció a sus agresores. Siete años después logró que procesaran a la guardia que la había vendido a la red.

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La prostitución esta regulada en Uruguay desde 2002 y es una de las naciones de Latinoamérica con las leyes más liberales en el tema.

Karina asegura que existen muchos preceptos de moral “que venimos acarreando, desde la Biblia y desde el Nuevo Testamento. Hay una división moral entre la mujer santa y la mujer puta”.

“Y todavía me cuesta ser reconocida como feminista. Creo que en América Latina tiene que haber un debate a calzón quitado sobre el trabajo sexual y sobre la autonomía de los cuerpos”, señaló.

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Agregó que “si verdaderamente es real el precepto de que todos los cuerpos femeninos son suyos, ¿por qué entonces los cuerpos de las mujeres que deciden a conciencia y en libertad ofertar servicios sexuales no son de ellas? ¿Por qué tienen que ser tutelados por otras mujeres o por el Estado?”.

Karina señaló que “seguimos siendo mujeres que tienen que esperar que un hombre las elija para que sean las madres de sus hijos, para que sean sus limpiadoras, sus vasijas de esperma y sus cuidadoras cuando envejezcan o durante la vejez de sus parientes. Todo de forma gratuita”.

Núñez ha logrado muchas cosas; sin embrago, comentó que el hecho de que su hija lograra llegar a la universidad no fue algo que ella decidió.

“En realidad, fui acompañada por otras mujeres que, amorosamente, me mostraron otra perspectiva. Me ayudaron a ver que sí podía hacer que mis hijas decidieran o no ser trabajadoras sexuales y no naturalizarlas desde chicas en el ejercicio del trabajo sexual”, confesó.

“Mi hija es la primera de cuatro generaciones de prostitutas que llega a la universidad y el orgullo no me cabe en el pecho”, confesó.

Karina trabaja en un nuevo libro titulado “Manuel de una buena puta”, en el que cuenta una serie de relatos de experiencias propias y espera poder publicarlo el próximo año.

 

ica