Héctor Zagal
 

Héctor Zagal
(Profesor de la Facultad de Filosofía de la Universidad Panamericana)

La Navidad es un momento de fiesta, baile, comida, bebida e intercambio de regalos. Esto no es nada nuevo; durante siglos estas fechas han sido ocasión de reuniones en casas y tabernas. Tanto era el júbilo que no faltaban los desastres y, además, ya pocos se acordaban qué era lo que se celebraba.

Por esta razón, algunos puritanos ingleses decidieron prohibir la celebración de la Navidad. No era una cuestión de que repentinamente se volvieran no creyentes, sino que veían en las celebraciones más un espíritu pagano que el júbilo cristiano.

En Inglaterra estuvieron prohibidas las fiestas navideñasdesde 1653 hasta 1660, aproximadamente.

Los puritanos argumentaban que, en primer lugar, no había prueba bíblica de que el 25 de diciembre fuera el día de nacimiento de Cristo. No estaban equivocados, pues los evangelios no son dan una fecha precisa y exacta. Por otro lado, veían vestigios de tradiciones paganas en las celebraciones de Navidad.

Los últimos días de diciembre, en la antigua Roma, se celebraban las Saturnales. Estas fiestas fueron llamadas por Catulo, el célebre poeta romano, “el mejor de los días”. Después del sacrificio a Saturno, en su templo al pie de la colina del Capitolio, se realizaba un banquete público, seguido por un intercambio de regalos y de roles sociales.

Probablemente estas fiestas celebraban el final de los trabajos del campo, tras la conclusión de la siembra de invierno. Este tiempo de descanso se traducía en un intercambio de roles entre esclavos y amos. ¡Imaginen eso! Si intercambiaran lugares con sus subordinados en el trabajo, ¿cómo les iría? Eso sí, sólo por un día.

El cristianismo se dispersó por el mundo y supo reinterpretar algunas tradiciones paganas. Las Saturnales celebraban el cese del trabajo de campo, pero también buscaban atraer la llegada de un período de luz: el nacimiento del Sol Invictus, la llegada del sol. Parece que esta llegada era esperada el 25 de diciembre. Decir que el nacimiento de Cristo ocurrió un 25 de diciembre obedece más a un intento por desplazar una fiesta pagana que por una exactitud histórica. Cristo sería el nuevo sol que vienen a iluminar el mundo.

Esta temporada será distinta. La pandemia, un momento oscuro para el mundo, para algunos más que para otros, es eso, un momento. No dejemos que el caos nos haga perder el horizonte: vendrá el sol. Nos toca esperar.

Sapere aude! ¡Atrévete a saber!
@hzagal

LEG

Profesor de la Facultad de Filosofía en la Universidad Panamericana