Cuando el entonces jefe de Gobierno de la Ciudad de México Andrés Manuel López Obrador le pidió a Ramón Santoyo, director General de Obras Públicas del todavía DF, acelerar las obras del segundo piso del Periférico se registró una diferencia que terminó en la renuncia del funcionario, a pesar de que había sido reconocido por su trabajo –por el mismo López Obrador– en la construcción de las preparatorias… Poco después fue nombrado en su lugar Jorge Arganis.
Era agosto de 2002 y el estilo de gobernar de AMLO ya estaba definido. El patrón de relación en el que no es fácil darle una opinión distinta aparecería 17 y 18 años después… Más recientemente con Alfonso Romo.


Ya como Presidente han destacado algunas renuncias, las más ríspidas se dieron con Carlos Urzúa, cuando dejó la Secretaría de Hacienda y con Jaime Cárdenas, al dejar el INDEP, a quien prácticamente acusó de no quererle entrar a limpiar la corrupción.


Independientemente de las renuncias de dos exsecretarios del Medio Ambiente, el de Comunicaciones y Transportes, Javier Jiménez Espriú, y la del jefe de la Oficina de la Presidencia, Alfonso Romo, con quienes grabó un video para despedirlos y dejar evidencia de que se trató de una salida en buenos términos, hay otros alejamientos que se dieron de manera radical como la protagonizada con el exjefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera o Arturo Núñez, exgobernador de Tabasco y padre del alcalde en Cuauhtémoc.


Quienes han trabajado cerca de él durante años saben que no es fácil corregirlo o, de plano, contradecirlo. Quien le dice “no se puede” o “no es conveniente” corre el riesgo de ser relegado e, incluso, de ser considerado contrario al proyecto. Tal vez por eso en el gabinete, ante el Presidente es muy difícil escuchar un “no se puede”.

#LoboSapiens
Ya fueron devueltas
Desde el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) escribe a esta columna Enrique Balp, director General de Comunicación Social, para informarnos que las cinco camionetas blindadas que le solicitó el Consejo de la Judicatura Federal a ese órgano el pasado 17 de noviembre, fueron devueltas el 27 de noviembre siguiente, luego de que no hubo respuesta a la solicitud de que se mantuviera el préstamo para el TEPJF.
De acuerdo con su explicación, las camionetas nunca fueron utilizadas por el magistrado presidente José Luis Vargas Valdez, ni por ninguna otra magistrada o magistrado, si no que se encontraban en un taller mecánico para realizarles trabajo de hojalatería, pintura y estética automotriz, cuando el CJF les solicitó su devolución con el fin de reasignarlas a los jueces y magistrados para atender necesidades en materia de seguridad.
Por cierto, el miembro del Consejo de Administración Bernardo Bátiz nos informa que aunque en una primera ocasión votó en contra de que se compraran 10 camionetas blindadas, él no tuvo ninguna intervención en la decisión de que se pidiera la devolución de los cinco vehículos blindados al Tribunal Electoral.

 

                                                                                                        @chimalhuacano