Varias vacunas han dado a conocer una eficacia arriba del 90% como es el caso de las preparadas por los laboratorios de Pfizer y Moderna, por ello recientemente se dio a conocer el proceso de su funcionamiento desde su aplicación.

Dichos proyectos funcionan con un subtipo de ARN, el llamado mensajero, por lo que cuando es aplicada cada una de las nanopartículas, que se asemejan a esferas de grasa, transporta 10 cadenas simples del ARN mensajero.

Este ARN mensaje tiene como función replicar la información genética del ADN, en este caso la proteína de la espícula del virus que causa la enfermedad del Covid-19.


Por ello, las vacunas hacen que estas células se conviertan en biorreactores para generar copias de la proteína del virus que permiten ser localizadas por el sistema inmune, mediante las cadenas del ARN que no pasan por el núcleo.

Los ribosomas son los encargados de traducir el ARN que a su vez produce las proteínas de la espícula del virus, con lo que el sistema puede atacarlos para desecharlos.

Sin embargo, debido a que este ARN mensajero sólo soporta temperaturas bajas, las vacunas necesitan estar a 80 grados bajo cero para poder ser transportadas y almacenadas.

 

DAMG