Supe que eso no iba a acabar bien tan pronto como me lo dijo. Había visto un documental que tal vez conozcan, Super Size Me, en el que el protagonista no se alimenta de otra cosa que McDonald’s, y se le vino esta idea a la cabeza:

Voy a hacer una dieta de puras mañaneras durante seis meses.

Sí: mi amigo decidió que, durante ese periodo, no leería, vería ni escucharía algo distinto a las conferencias matutinas del Presidente.

La primera semana transcurrió sin cambios perceptibles. En la segunda, sin embargo, manifestó un síntoma inquietante. Hombre con altos logros académicos, versado en varios idiomas, profundamente crítico con la 4T, me escribió lo siguiente:

Como sea, da tranquilidad saber que la pandemia está en manos de Gatell, ¿no? Hoy fui al súper sin cubrebocas y sin broncas. 

Dos días después, él, formado en el liberalismo ilustrado, publicó en un periódico que si bien los méritos de Rocío Nahle eran cuestionables, no había duda de que la soberanía energética era un objetivo digno de discutirse. A esas alturas, yo estaba ya francamente preocupado.

¿No crees que es peligroso experimentar como lo estás haciendo? –me permití decirle, sin resultados.

Siguió un acelerado deterioro. “Hay cosas discutibles en esta administración, pero tenemos que darle una oportunidad”. “Lo verdaderamente nefasto, en estos dos años, es la oposición”. “No podemos negar que esto empezó con Felipe Calderón”. “La estrategia económica de privilegiar a los pobres en esta crisis puede evitar un estallido social”. “No puedes negar que por fin se está luchando contra la corrupción”. “Se abusó con el número de órganos independientes, Patán”. “Lo del avión es un símbolo”.

Hace dos semanas, luego de un mes de desaparición, volvió a un chat de amigos para explicarnos que estaba en un proyecto de Conacyt sobre los curanderos que operan con las manos.

Queremos llevar este conocimiento ancestral a las comunidades más apartadas. El dinero que se ahorre en anestesia y equipo quirúrgico puede canalizarse al sector energético.

Por fin, la semana pasada, publicó en Facebook una foto de Irma Eréndira Sandoval con las siguientes palabras: “Carisma, integridad, preparación. Salud, Presidenta”.

Familiares, amigos, su esposa, hemos decidido tomar cartas en el asunto. Mañana, sin más, haremos una intervención. Ojalá que no sea tarde. Un amigo mutuo, versado en esa ciencia, asegura que el daño puede haber alcanzado ya el nivel neurológico.

Por favor, lectoras, lectores: tengan mucho cuidado con lo que consumen.


                                                                                                                @juliopatan09