Luis Miguel Martínez Anzures 

Los meses siguen transcurriendo y muchos son los países que han transitado de las medidas preventivas y de contención social mesurada, hacia la restricción más álgida y activa para tratar de controlar los ingresos masivos a los hospitales de sus territorios gobernados. Muchas son las razones que pueden explicar este fenómeno, pero el éxito o fracaso de estas medidas podría resumirse alrededor de un factor: la velocidad de contagio.

En este sentido, es importante destacar que, aunque hay muchos países con altas tasas de contagio su índice de letalidad no es alarmante como en las naciones, que lideran la lista de decesos en el globo terráqueo.  En estas demarcaciones la mortalidad ha rebasado las 100 mil muertes provocadas por el fenómeno del Covid-19. 

Al respecto, es importante entender que el confinamiento, el cubrebocas y el distanciamiento social, prácticas extendidas en países de la región, se han aplicado de forma muy dispar en México, donde parte de la ciudadanía sigue siendo escéptica al coronavirus, aunque el nivel de contagios ya rebaso el millón de casos.

Desde el punto de vista de los expertos, uno de los factores que ha provocado esas elevadas cifras, es la desconfianza de los mexicanos a la información científica porque, a pesar de la dureza con la que la enfermedad ha atacado a una porción de la población, otra parte, sigue sin reconocer la existencia del virus SARS-CoV-2.

Un ejemplo de esta afirmación se puede extraer a través del estudio realizado por la Royal Society Open Science de Gran Bretaña, que indicó hace un mes, que 33% de los mexicanos considera “muy factible”, que el coronavirus se haya creado en un laboratorio de Wuhan, China, y “no cree” que haya surgido de manera natural.

Afirmaciones como estas se han gestado de manera sistemática producto de la teoría de la conspiración, sin aportar elementos científicos para su análisis, reflexión o comprobación. Solo son suposiciones sin una base científica que pueda robustecer sus dichos.  

De acuerdo con los analistas, en México prevalece un tipo de educación que mezcla tradiciones familiares, mentalidad cotidiana y una formación, incluso religiosa, que tiende al conservadurismo. Estos elementos favorecen a la formulación de hipótesis que se alejan del razonamiento instruccional y buscan explicaciones sobre los acontecimientos coyunturales que se viven en la actualidad basados en el misticismo u otros factores religiosos.

Derivado de estos elementos y aunado a la falta de educación científica o de acercamiento a la divulgación de sus beneficios, es que la brecha existente entre el mundo de elucubraciones místicas o inexplicables y el razonamiento a través de la experimentación se hace presente en la cotidianeidad de los mexicanos.

De acuerdo con el investigador Rodrigo Martínez, del Departamento de Ciencias de la Comunicación de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM):  “Muchas personas descreen de esto (Covid-19) y en muchos casos llegan a hartarse de que no exista una solución inmediata o una respuesta universal que les permita controlar la incertidumbre que ha ocasionado esta pandemia”.

Lo anterior pudiera verse reflejado a través de una encuesta realizada en el mes de julio por el periódico El Financiero, en donde se reveló que, en México, a pesar de las cifras de decesos y contagios,  9% de los mexicanos negaba la existencia del coronavirus, mientras que otro 5% no deseaba emitir opinión alguna.

Así mismo, esta encuesta destaca que quienes más cuestionaban la existencia del virus eran jóvenes entre 18 y 29 años.

Por todo lo anterior, se puede inferir que entender el razonamiento social de México es sumamente complicado, ya que como se puede entrever, no existe una sola concepción para explicar la realidad que envuelve al país, sino múltiples cosmovisiones a nivel regional que conviven y plasman su propio sello distintivo desde la axiología étnica y racial que se halla en las variadas comunidades en México. 

Implementar una serie de estrategias que promuevan el sano distanciamiento social, así como el uso del cubrebocas y materiales de limpieza hipoalergénica es un proceso metodológico que, en el caso mexicano, atraviesa por una serie de factores: culturales, sociológicos, económicos y educativos como los que caracterizan a la variada pirámide social en este país. Por todo lo anterior, es primordial entender que el trazo operativo de la prevención y atención sanitaria debe comprender factores culturales y tradicionales para amalgamar de mejor forma sus efectos en la población.

                                                                                                                 @Drlmma56