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FOTO: REUTERS Maradona arrastraba diversos problemas de salud y semanas atrás había sido sometido a una cirugía por un hematoma subdural  

La ciudad de Buenos Aires se reponía el viernes de las secuelas del masivo funeral de Diego Armando Maradona que se realizó en la Casa Rosada el día anterior, mientras que los hinchas todavía buscaban consuelo.

Las banderas en los edificios públicos estaban a media asta por los tres días de duelo nacional dispuestos por el Gobierno de Argentina y personal de limpieza trabajaba para poner orden en las calles que rodean la mítica Plaza de Mayo, frente al palacio presidencial.

“Diego se murió y cambió todo”, dijo a Reuters María Eugenia, una empleada de 30 años en el famoso barrio de La Boca, donde está emplazada la cancha de Boca Juniors, el club del que Maradona fue jugador y fanático.

“He visto llorar a mucha gente que nunca había visto llorar. Ojalá podamos seguir adelante todos”, agregó junto a su hijo, de 5 años, a quien llevó hasta un santuario organizado por los hinchas en una de las entradas del estadio.

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Maradona, de 60 años, fue inhumado con una ceremonia íntima a última hora del jueves en Argentina, luego de una multitudinaria despedida de hinchas y de personalidades del deporte y la política. En el recorrido hasta el cementerio, en las afueras de Buenos Aires, miles de personas apostadas al lado de las autopistas saludaron el paso del cortejo.

“Personalmente digo que esté donde tenga que estar, feliz y tranquilo, creo que encontró la paz que él estaba buscando”, sostuvo Wilbert Quispe, un guía de turismo de 37 años.

El carismático futbolista, campeón del mundo con la selección argentina en el Mundial de 1986, falleció el miércoles en su casa en los suburbios de Buenos Aires por una insuficiencia cardíaca.

Maradona arrastraba diversos problemas de salud y semanas atrás había sido sometido a una cirugía por un hematoma subdural.

“Nadie estaba acostumbrado a esto, nadie te dice qué tenés que decir ni cómo tenés que vivir sin la persona más grande del mundo”, dijo Daniel Hernán López, un electricista de 41 años mientras se sacaba fotos delante del santuario, donde los hinchas dejaron velas, banderas, flores y carteles.

“Para mí lo importante es lo que ‘el Diego‘ hizo, como traernos la copa (del mundial de México 86), que lo hizo tan grande en todas partes del mundo. Hay que estar agradecidos y nada más que eso”, agregó.

 

ica