COMERCIANTES
FOTO: CUARTOSCURO Claudia denunció ante la Fiscalía capitalina que integrantes de la familia Barros fueron hasta su vivienda a amenazarla de muerte  

Comerciantes de ópticas en el Centro Histórico de la Ciudad de México denunciaron extorsiones y cobro de cuotas.

Las calles del centro han sido escenario de una batalla por quien tiene derecho a vender en sus calles, instalarse y volantear.

Hace unos días, una mujer denunció que un grupo de golpeadores destrozó su negocio por no pagar derecho de piso y responsabilizó de los hechos a la hija de la líder de vendedores ambulantes de la capital.

“Como mi hijo baja a exhibir sus volantes, le cobran piso. Mi hijo le debía ocho mil pesos de los volanteros que él tiene, y de hecho, hay unos vouchers donde él deposita el dinero y lo están moleste y moleste y extorsionando por eso”, comentó Claudia, comerciante del centro.

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En menos de 10 días los han agredido en dos ocasiones, ingresaron a su óptica y la destruyeron.

Claudia y su familia rentan un local en la calle de Tacuba desde hace ocho años, tiene cinco empleados y pagan renta al propietario del edificio.

Cerca de mil personas trabajan como volanteros en calles del Centro Histórico y la familia Barrios les cobra entre cien y doscientos pesos diarios a los de las ópticas.

La familia Barrios es controlada por Leidy Sarahi Olvera García de origen cubano, además es brazo derecho de Graciela Coronel Barrios, líder de la asociación “Comercio Alternativo por una Vida Digna“.

Los volanteros han denunciado que los delegados los obligan a llevar clientes a las plazas comerciales y si no cumplen con el pago de piso los golpean.

La familia Barros también cobra a los comercios establecidos 500 pesos a la semana como cuota de protección.

Los pagos se realizan a la cuenta del fideicomiso de la Asociación Civil “Comercio Alternativo por una Vida Digna”.

Claudia denunció ante la Fiscalía capitalina que integrantes de la familia Barros fueron hasta su vivienda a amenazarla de muerte.

“Me fueron a disparar a mi zaguán, me dejaron unos girasoles que era de mi muerte, que si yo hablaba o decía algo; de hecho, pues tengo temor por mi vida, por mi familia, por mi esposo. Yo la hago responsable de lo que me pase a mí y a mis hijos de todo lo que estamos viviendo”, contó Claudia.

 

ica