Foto: Cuartoscuro Antes de acotar que no hubo una petición del Ejército para actuar en el caso, el mandatario resaltó que actuar era un acto obligado  

Con 16 minutos de retraso inició lo que el Presidente Andrés Manuel López Obrador llamó una “comparecencia” en torno al caso Cienfuegos, sobre el que aseguró que no hubo arreglos en lo oscurito, pero sí la obligación de actuar en un proceso irregular y para no permitir injusticias contra un integrante de una de las instituciones más fuertes del país: el Ejército.

Al igual que lo hizo la tarde del martes y pese a que la información acaparó las primera planas de la mayoría de los diarios de circulación nacional, el secretario de Relaciones Exteriores, Marcelo Ebrard, repitió la relatoría de hechos que antecedieron la petición del fiscal estadounidense, William Barr, para retirar los cargos de narcotráfico contra el exsecretario de la Defensa Nacional de Enrique Peña Nieto, a quien mandó a detener el pasado 15 de octubre sin decir agua va a la parte mexicana.

Al abrir la ronda de preguntas, el canciller acotó que en estos casos la primera interrogante es: ¿a cambio de qué? Sin embargo, no hubo nada a cambio sino sólo una actitud para enmendar un proceso que no se siguió, pese a los acuerdos de cooperación.

Aseguró que en las llamadas telefónicas que sostuvieron, Barr manifestó respeto por las instituciones de México, reconoció el combate a la corrupción del Presidente y externó confianza hacia el fiscal Alejandro Gertz, pero el canciller nunca externó cuál fue el argumento que el fiscal le dio para no informar sobre esta operación.

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En las conversaciones, reiteró Ebrard, la parte mexicana argumentó que si se buscaba mantener cooperación, se debía tener confianza en las autoridades mexicanas pues de lo contrario sería imposible una lucha contra la delincuencia organizada.

“No puedes tener una cooperación cercana con todas las instituciones de México, y al mismo tiempo hacer esto (acciones unilaterales). En términos de México no nos parece correcto lo que se está haciendo”.
Tras 23 minutos, el canciller cedió el micrófono al Jefe del Ejecutivo para que respondiera si recibió presiones del Ejército para actuar en torno a este caso.

Como es su costumbre, dio todo un preámbulo para responder un cuestionamiento, por lo que Ebrard, quien se había quedado de pie, mejor optó por tomar asiento.

Antes de acotar que no hubo una petición del Ejército para actuar en el caso, el mandatario resaltó que actuar era un acto obligado.

“Nos interesó este asunto porque no es sólo la situación del general Cienfuegos, también eso debe de quedar de manifiesto, lo haríamos ante cualquier circunstancia que afectara a cualquier mexicano, sea quien sea, no permitiríamos una injusticia para nadie, para ningún mexicano, para ningún ser humano.

“Pero aquí, además, está de por medio el prestigio de una institución fundamental para el Estado mexicano, que es la Secretaría de la Defensa, las Fuerzas Armadas, y no es cualquier cosa, no podemos nosotros permitir, sin elementos, que se socaven nuestras instituciones fundamentales; además, México es un país, que no se olvide, libre, independiente, soberano”.

Cualquier mexicano excepto Genaro García Luna, exsecretario de Seguridad en el sexenio de Felipe Calderón, preso en Estados Unidos también por vínculos con el crimen organizado.

En ese caso, justificó el canciller, se trata de un exfuncionario mexicano que sí cuenta con ciudadanía estadounidense.
“El general Cienfuegos no es residente en Estados Unidos, no tiene operaciones financieras o de otro tipo en los Estados Unidos, los delitos que se le imputan son exclusivamente en México.

“Ha solicitado o ha estado pidiendo asistencia consular; con el caso García Luna no se da ninguno de estos supuestos, ni ha pedido nuestra participación”.

Y es que García Luna incluso es usado por el Presidente como el mayor ejemplo de corrupción en el país; “fuchi a los corruptos”, ha externado en diversas ocasiones. Incluso, ha resaltado que su actuar da cuenta de que en el sexenio de Felipe Calderón se configuró un narcoestado.

En la hora y 37 minutos que duró la conferencia, el Presidente lució pálido y decaído, y es que precisamente durante ésta, recibió actualización del estado de salud de su hermana Candelaria Beatriz López Obrador, de quien posteriormente se supo falleció el día de hoy.

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EAM