Las noticias no son buenas para quienes hemos creído que pronto habrá una vacuna para combatir el Covid-19. El representante en México de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Christian Morales Fuhrimann, arrojó hace un par de días un balde de agua fría: “El 2021 va a ser un año sin vacunas. Esperamos que en el 2021 se descubra una, pero eso no significa que tengamos la capacidad de distribuirla en una campaña que atienda a 120 millones de personas. Eso no va a suceder en 2021″, reveló en un foro organizado por el Instituto Tecnológico de Monterrey.

 

No cabe duda que el Gobierno mexicano se ha distinguido de otros países por sus esfuerzos en la adquisición de la vacuna para atajar la propagación del coronavirus SARS-CoV-2. Las negociaciones en el marco de las Naciones Unidas y con laboratorios privados de distintos puntos del planeta nos hacen pensar que estamos preparados para competir en un mercado que se disputará amargamente este tratamiento.

 

Sin embargo, la llegada a México del tan esperado remedio depende de muchos factores externos. Primero, el cumplimiento de una serie de protocolos, que la OMS define como fases y las enumera en cinco etapas (preclínica y fases I,II,III y IV). Aprobada la vacuna, ésta debe de entrar en un proceso de producción masiva, que se antoja complejo y lento dado el carácter global de la demanda de este tipo de dosis. Esto podría generar retrasos en las entregas e incumplimientos en los compromisos adquiridos por las empresas farmacéuticas.

 

Lo anterior hace creer al representante de la OMS que, en el mejor de los escenarios, México podría contar en 2021 con dosis para vacunar al 20% de la población, en el supuesto de que el proceso de investigación, aprobación y producción sea culminado conforme a lo previsto.

 

“Estamos mirando al 2022 o 2023 para eventualmente salir de la Covid-19”, prevé el experto en salud pública de nacionalidad canadiense y chilena, quien cuenta con más de 20 años de experiencia en este sector.

 

Ante la preocupante previsión de la OMS, en México se impone un replanteamiento de la estrategia para combatir la pandemia. Esto pasa obligadamente por un refuerzo de la cultura de la prevención, un aspecto en el que nuestro país aún tiene un importante cúmulo de pendientes.

 

La ruta para lograr una mayor conciencia entre la sociedad es ya conocida: sana distancia, uso de cubrebocas, lavado de manos, mantenerse en casa lo más posible y evitar reuniones masivas.

 

Es en esta cultura en donde deben apuntarse mayores esfuerzos y acabar con las inexplicables reticencias mostradas por el presidente López Obrador y el subsecretario López-Gatell en cuanto al uso del cubrebocas. Estas contradicciones en nada abonan frente al largo camino que aún queda por recorrer. Miles de vidas están de por medio.

 

Segundo tercio. Se impone la necesidad de diseñar campañas publicitarias para generar mayor conciencia social sobre la pandemia y las medidas preventivas que se deben adoptar.

 

Tercer tercio. No basta con la conferencia de prensa del subsecretario López-Gatell para llegar a millones de mexicanos a los que se les debe inculcar una mayor cultura de la prevención.

                                                                                                                 @EdelRio70