En una plática muy interesante con María Fernanda Ortiz Domingo, analista político, fue interesante conocer su punto de vista sobre las elecciones en Estados Unidos que este próximo martes 03 de noviembre, llegará a un posible resultado final, pero sin asegurarlo y en medio de más de ocho meses de la pandemia.

¿Cuáles son los factores que se vislumbra podrían causar inestabilidad? Podemos destacar cinco principales:

1. Resultados electorales ajustados. Una victoria con bajo margen podría ocasionar que alguno de los dos candidatos “no” acepte los resultados oficiales del conteo de votos, lo que podría agravarse si hubiera retrasos en el conteo de los votos por correo. Con un límite máximo para el conteo, en cada estado, del 8 de diciembre, de acuerdo a legislación federal de EEUU, podría haber varias semanas de incertidumbre, que sin duda generarían volatilidad en bolsas, con el dólar y por lo tanto, con materias primas.

Una disputa electoral recaería en manos de la Suprema Corte, lo que nos lleva a un segundo factor de incertidumbre, la recién nombrada ministra Amy Coney Barrett.

2. Aprobación en el Senado de Amy Coney Barret como ministra de la Suprema Corte de Justicia, le da un sesgo claro hacia los republicanos al mantener un dominio de 6 vs 3 de los demócratas. En caso de llevarlo a tribunales, los republicanos pudieran tener ventaja.

3. Conformación del Congreso y Senado. La conformación del Congreso y su relación con la presidencia es también un tema que genera incertidumbre. Por ejemplo, con una victoria demócrata, se espera una nueva ronda de estímulos fiscales a gran escala y un fuerte impulso del gasto en energías limpias, en transporte y en vivienda, pero también un aumento de impuestos para las empresas y las personas con rentas altas. En cuanto a la política comercial y exterior, este escenario reduciría la incertidumbre global y sería un apoyo para los mercados emergentes.

Por su parte, una victoria presidencial republicana con fragmentación parlamentaria, implicaría un incremento en el gasto fiscal para el segundo periodo de Trump y probablemente una intensificación del “America First” en cuanto al comercio y la inmigración.

4. Manejo de la pandemia. El control de la pandemia en EEUU sigue siendo un factor de riesgo para la economía, ya que en muchos estados, el número de casos sigue en aumento. A esto hay que agregar el tema de los estímulos para la reactivación de la economía y la reducción del desempleo. Hasta el momento, hay una percepción de que la recuperación de la economía ha sido más rápida de lo esperado, situación que atribuyen a las políticas monetarias y fiscales de los últimos meses. Sin embargo, qué pasará si ganan los demócratas, es posible que vengan más estímulos, pero también algunas restricciones a la actividad para contener los contagios.

5. La relación México-Estados Unidos. Si Donald Trump gana la presidencia podemos esperar que se mantenga la relación bilateral actual, la cual, aunque ha sido relegada a un segundo plano en la conversación doméstica de Estados Unidos, se ha mantenido constante sobre todo a partir de la firma del tratado de libre comercio. En este sentido, México y el Gobierno federal, estaría atento a solucionar inquietudes o solicitudes al Gobierno americano como hasta hora. Por su parte, si gana Joe Biden, podemos esperar una política exterior más estable. Sin embargo, habrá que analizar la reacción del Gobierno demócrata en funciones a lo que se percibió en algunos mercados como un espaldarazo del presidente Andrés Manuel López Obrador a Donald Trump para el voto latino en su visita a Washington. La política energética y el cuidado laboral, sin duda, darán dolores de cabeza en la relación entre ambas economías, teniendo como directriz al T-MEC que hoy es la única parte que genera dinamismo económico para nuestro país.

                                                                                                            @1ahuerta