Los Dodgers llegaron al sexto juego con la misión de cerrar la Serie Mundial, y lo hicieron con Tony Gonsolin como abridor, quien apenas en la primera entrada sucumbió ante la presión.

Fue el cubano Randy Arozarena quien se encargó de poner las cosas contracorriente para Gonsolin. Era el segundo hombre que enfrentaba el pitcher de Dodgers, y le puso un slider a meda altura, para mandar la pelota al fondo del parque, y así darle la ventaja a los Rays en el mismo primer capítulo.

Cuando el juego ya era oficial, es decir, cinco entradas y media, los Rays mantenían la diferencia por lo mínimo, y Dave Roberts, mánager de Dodgers, no hallaba la solución para hacerle daño a Blake Snell, abridor de Tampa.

Con cinco entradas lanzadas por Snell, el lanzador llevaba nueve ponches, y los tres primeros en el orden al bat se fueron dos veces por la vía de los strikes.

El mánager de Rays sacó a Snell con un hombre de herencia, y Nick Anderson no lo soportó, y con un wild pitch se empató el duelo. Al siguiente lanzamiento Betts se fue a home, y llegó safe para darle la vuelta al partido.

Julio César Urías entró en la sexta al relevo por los Dodgers para hacer una gran labor, y en una entrada y un tercio, el mexicano receto dos ponches.

 

DAMG