Foto: Cuartoscuro / Archivo Arizmendi fue consagrado para dos diócesis chiapanecas: Tapachula, en 1991, y San Cristóbal de las Casas, en 2000  

El Papa Francisco dio a conocer el nombramiento de 13 nuevos cardenales, uno de ellos mexicano: Felipe Arizmendi Esquivel, obispo emérito de San Cristóbal de las Casas, Chiapas.

Así lo anunció este domingo el Sumo Pontífice, tras el rezo del Ángelus ante los fieles reunidos en la Plaza de San Pedro.

La Agencia Católica de Informaciones resaltó que el 28 de noviembre se llevará a cabo el consistorio, con lo que nueve de los 13 cardenales serían electores en un futuro cónclave.

“Con gran alegría hemos acogido hoy dentro del Episcopado Mexicano y en el pueblo de Dios que peregrina en México, el anuncio del Santo Padre Francisco, hecho después del rezo del Ángelus, de la creación cardenalicia de nuestro hermano monseñor Felipe Arizmendi Esquivel, obispo Emérito de San Cristóbal de las Casas, quien recibirá el birrete cardenalicio en el próximo consistorio del 28 de noviembre del presente año, en Roma”, expresó

Rogelio Cabrera López, arzobispo de Monterrey y presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano
(CEM), en un comunicado.

Felipe Arizmendi llegó a pastorear la polémica diócesis de San Cristóbal en el año 2000, en medio de un
hervidero político, social y eclesial. México vivía la campaña presidencial que acabaría con más de 70
años de sucesión hegemónica e ininterrumpida del PRI en el poder.

La deteriorada salud del papa Juan Pablo II moldeaba una Curia romana que miraba con desconfianza las
periferias eclesiales, especialmente las diócesis marginales con comunidades indígenas, al punto de
haber prohibido al obispo Arizmendi la ordenación de diáconos permanentes por el temor de que se estuviera
abriendo la posibilidad de ordenar presbíteros indígenas casados.

Arizmendi apostó por seguir los cauces institucionales que concretaron el encuentro entre la cultura indígena y la Iglesia católica.

Con la creación de Felipe Arizmendi como cardenal, el papa Francisco hace un reconocimiento a un estilo
episcopal que levanta puentes entre la Iglesia, la sociedad y la cultura.

 

 

AR