Foto: César Olivares En un recorrido, 24 HORAS constató que en el comedor “Vicentino”, en República de Perú, en el Centro de la CDMX, hay una alta afluencia de personas. Por la pandemia, la gente debe hacer filas para recibir su comida y retirarse del lugar  

A causa de la crisis económica por la pandemia de Covid-19, capitalinos que se quedaron sin trabajo encuentran alimento en los comedores comunitarios de la Ciudad de México.

En un recorrido realizado por 24 HORAS por el comedor “Vicentino”, ubicado en República de Perú, en el Centro Histórico de la CDMX, se constató una alta afluencia de personas que acudían a comer.

Además de que representan una ayuda para personas en situación vulnerable, ahora los comedores comunitarios son la salvación para quienes se han quedado sin trabajo a causa de la pandemia por Coronavirus.

Aldo Salgado, un ciudadano que contó que se quedó sin trabajo a causa de la pandemia, destacó que ante la falta de sueldo ha encontrado un apoyo en dichos lugares, en donde una comida completa cuesta 11 pesos.

Relató que trabajaba en una empresa de seguridad privada, y ante una reducción de la plantilla laboral fue despedido.

“Aquí encuentro un apoyo para comer junto con mi familia; la verdad es que ante esta situación tan complicada no sabemos qué va a pasar, pero hay que seguir adelante”, expresó.

Cabe destacar que actualmente están abiertos 490 espacios en toda la Ciudad de México: 416 comedores comunitarios, 46 públicos, 10 comemóviles afuera de hospitales públicos y 18 emergentes.

En tanto, una trabajadora del comedor “Vicentino”, quien prefirió omitir su nombre, indicó a 24 HORAS que la afluencia a dichos lugares subió drásticamente durante la pandemia.

Expuso que la asistencia normal era de 300 personas al día, pero ahora es de cerca de 400. Aclaró que se atiende a todos los comensales.

La empleada detalló que además de económicas, las comidas son completas y saludables, pues incluyen sopa, arroz, guisado y postre.

“La afluencia sí aumentó drásticamente, pero tenemos los recursos para cocinar más porciones; en caso de que aún falten más personas, cocinamos más”, sostuvo.

Por su parte Yolanda, beneficiaria del Comedor Comunitario 684, reconoció que los bajos precios en la comida ayudan a su economía para ahorrar su dinero en lo que encuentra otro trabajo.

Por otra parte, en el comemóvil que se ubica afuera del Instituto Nacional de Pediatría la afluencia de comensales era alta, pues además de que atienden a personal de salud, también se brinda el servicio a personas vulnerables y sin empleo.

Jorge, un trabajador de dicho comemóvil, relató que las raciones que se sirven aumentaron de 350 a 380 durante la pandemia.

“Comenzamos a entregar las fichas a las 11:30 horas y mucha gente en condiciones precarias asiste; la mayoría son adultos mayores y personas desempleadas”, apuntó.

 

 

AR