México y el mundo atraviesan una crisis sanitaria y económica sin precedente. A pesar de la experiencia que tiene nuestro país enfrentando catástrofes naturales, como terremotos y fenómenos meteorológicos que ponen en riesgo a ciertos sectores poblacionales, nunca en la historia habíamos tenido que hacer frente a una pandemia con efectos tan adversos para la vida, la salud y la economía de las familias, por lo que el nuevo Gobierno ha decidido dar paso a mecanismos de cooperación internacional con un enfoque completamente propio, sin seguir las viejas recetas del neoliberalismo: endeudamiento y rescate de sectores privilegiados.

Por ello, la administración del presidente Andrés Manuel López Obrador ha generado mecanismos financieros, de asistencia social y estructurales para fortalecer la economía familiar, como los créditos a la palabra, las medidas de distanciamiento social en establecimientos y lugares públicos; el reconocimiento del derecho constitucional para que las personas adultas mayores, las personas con discapacidad y estudiantes reciban pensiones, además de la creación del Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi), para brindar atención médica y medicamentos gratuitos, en todos los niveles, a las personas que no cuentan con seguridad social.

A este escenario de suyo complicado se le suma la temporada de influenza durante otoño e invierno en el hemisferio norte que, debido a las similitudes en signos y síntomas que comparte con la Covid-19, es de gran preocupación para la salud pública. En palabras del subsecretario Hugo López-Gatell, la influenza es en general la octava causa de muerte en México y cobra 30 mil vidas al año, por lo que el Instituto Mexicano del Seguro Social inició a principios de mes la respectiva jornada de vacunación.

Asimismo, el Gobierno federal concretó la participación de México en el mecanismo Covax (integrado por 18 vacunas candidatas, de las cuales 10 están en fase 3) y en los convenios firmados con las farmacéuticas AstraZeneca, Pfizer y CanSino Biologics, gracias a los cuales el país tendrá acceso a aproximadamente 198 millones de dosis de vacunas contra el coronavirus, para 116 millones de personas, lo que representará un ambicioso esfuerzo administrativo y presupuestal.

Esta actitud responsable se ve reflejada en indicadores como la paridad del peso frente al dólar estadounidense, y el precio del petróleo mexicano; además, en fechas recientes el Fondo Monetario Internacional, mediante sus Perspectivas Económicas Mundiales, mejoró el pronóstico de crecimiento para la economía mexicana en 2021, a 3.5%, en contraste con su expectativa a nivel global, que se ajustó a la baja, lo que nos da buenas señales de que el plan de cooperación internacional y las medidas internas son adecuadas en el complicado contexto actual.

Sin duda, lo más conveniente para nuestra nación es trabajar en unidad. No dejaremos de renovar el llamado a todos los sectores de la población y a todas las fuerzas políticas a superar las diferencias, dejar de lado el golpeteo y los intentos de boicot, y acabar con las resistencias al cambio que tanto necesita México, pues sólo de este modo podremos reactivar la economía y reducir los efectos de la pandemia sobre la salud pública.

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