Héctor Zagal
 

Profesor investigador de la Facultad

Filosofía de la Universidad Panamericana

 

Actualmente, no muchos creemos que si nos acercamos lo suficiente al horizonte, caeremos en picada. De hecho, la experiencia parece indicar que nunca varía la distancia entre nosotros y esta línea que divide la tierra del cielo. Entre más nos acercamos, más se aleja. Este conocimiento podría resultar irrelevante, quizás, para quienes no necesitaran navegar de un puerto a otro. Sin embargo, los marineros de todos los tiempos se han enfrentado a la inmensidad del mar y  al huidizo horizonte. La práctica hace al maestro y la necesidad ayuda a disipar los miedos. No por ello deja de ser admirable la valentía con la que el ser humano se ha lanzado a la mar. Y más impresionante es la audacia de quienes se lanzaron al mar fuera de los límites conocidos.

El sistema GPS nos permite transitar una zona desconocida. En la red podemos encontrarnos no sólo con mapas de cualquier punto del planeta Tierra, sino que también nos ofrecen experiencias inmersivas que nos permiten conocer cómo sería la vista a nivel de piso en París, en Moscú, en El Cairo. De alguna manera, podemos conocer los límites, retornos, esquinas y centros que conforman a nuestro planeta sin salir de casa. ¿Se imaginan no saberlo? ¿Estarían dispuestos a tomar un viaje sin saber a dónde llegarán? ¿Comprarían un boleto sin retorno asegurado? Las grandes empresas humanas han dependido del arrojo de unos cuantos hacia lo desconocido.

El 12 de octubre de 1492, Cristóbal Colón llegó a lo que actualmente llamamos el continente americano. Este viaje revolucionó la historia de la humanidad. Sin embargo, ¿se han preguntado por qué el continente entero no lleva su nombre? ¿De dónde viene el nombre de “América”? Refiere a Américo Vespucio (1454-1512), explorador y cosmógrafo florentino. ¿Qué hizo para merecer que un continente llevara su nombre? No fue el primer explorador europeo en llegar a América. Si tomamos en cuenta las sagas vikingas, parece que Leif Erikson (c. 970-c.1020) fue el primer europeo en llegar a América del norte en el año 1000.

Vespucio tampoco llegó antes que Cristóbal Colón al Nuevo Mundo, sino varios años después, alrededor de 1501. ¿Se puso listo y él mismo bautizó así al continente? Tampoco. Entonces, ¿por qué lleva su nombre? La razón reside en las cartas que escribió, pues en ellas describía con gran detalle, aunque no necesariamente de manera fiel, todo lo que vio en sus viajes y los territorios que conoció. En 1503 publicó su obra “Mundus Novus” en la que afirma que las tierras visitadas no eran islas, sino tierra continental. Esta fue la gran intuición de Vespucio. Así fue reconocida por el cartógrafo Martin Waldseemüller, quien en su mapa “Universalir Cosmographia” nombra al territorio descrito por Vespucio “América”.

Ahora, ¿había alguna manera con la cual los pueblos originarios de América se refirieran al continente? Parece que la idea de continente no formaba parte de la división geográfica de estos pueblos. Por tanto, no se dio preferencia al nombre de América sobre otro, sino que fue el primero y, además, el más popular. Algunos han querido usar el nombre “Abya Yala” como título oficial del continente americano. Pero este nombre no aparece en ningún tipo de documento antiguo que valide que era utilizado con la intención de nombrar un continente, sino que señalaba algunos territorios de América del Sur.

Independientemente del nombre de nuestro continente, la invasión, el saqueo y las matanzas perpetradas por exploradores y conquistadores europeos en el llamado Nuevo Mundo no deben ser olvidadas. La violencia y la conquista nunca pueden justificarse. Es una pena que los exploradores europoes fuesen, al mismo tiempo, conquistadores

Sapere aude! ¡Atrévete a saber!

@hzagal

Profesor de la Facultad de Filosofía en la Universidad Panamericana