@guerrerochipres

Para los “pobres entre los más pobres”, resolver la carencia de una vivienda propia, por modesta que sea, puede iniciar el desplome del muro de la movilidad social que se ha heredado durante generaciones.

Según el Consejo Nacional de Población, 35% de los habitantes de nuestro país está constituido por trabajadores temporales e inmigrantes, comerciantes informales y desempleados.

La extrema pobreza se arrincona en espacios urbanos en menor medida que en el mundo rural, pero es también profundamente resiliente a políticas públicas sociales, a menos que haya una determinación transformadora.

Los habitantes de las 69 “ciudades perdidas”, tanto en la periferia como del centro, que forman parte de la CDMX, podrían tener una oportunidad.

El Gobierno de la Ciudad, encabezado por Claudia Sheinbaum, identificó extensiones territoriales olvidadas para impulsar la construcción de hogares que permitan tener mayor calidad de vida.

Los débiles cimientos de las oportunidades para los más pobres tendrían una posibilidad inédita con una vivienda propia.

Los datos de incidencia delictiva son también indicativos de la marginación intergeneracional, específicamente es el caso de Tacubaya. En la Fiscalía General de Justicia, según sus datos abiertos otro aspecto inédito de esta capitaldurante 2020 se han iniciado casi mil 500 carpetas relacionadas con 14 delitos de alto impacto. En primer lugar, se ubica el robo a transeúntes en vía pública con 601 casos, que son 40% de las carpetas.

En el debate del Foro Mundial sobre Ciudades y Territorios de Paz, Sheinbaum lamentó que el tiempo de desatención a zonas marginales ha sido intolerablemente largo.

En su informe de 2017 del Instituto Nacional de la Evaluación para la Educación, se observa que 96% de los alumnos de primaria concluyen su preparación. A nivel medio superior, las cifras se muestran cada vez más desalentadoras. Sólo 53% concluyen.

Esto significa que, en nuestra ciudad, casi la mitad de los estudiantes abandonan paulatinamente la escuela entre la educación básica y la media superior. Muchos de ellos viven en esas zonas de marginación urbana.

Es a partir del desamparo que inician los problemas de inseguridad, injusticia y desigualdad. La voluntad personal es muy importante. Lo es también el ambiente social en que se crece.

A falta de oportunidades y de educación de dos generaciones, más jóvenes se han hecho vulnerables a ser víctimas y victimarios en zonas de violencia como las ciudades perdidas.

El Gobierno de la CDMX apuesta por un giro de 180 grados a las políticas tradicionales en temas de vivienda, ahora focalizada en incluir transformando espacios urbanos inseguros y deteriorados, eso en lugar de fomentar la gentrificación.

Tacubaya es parte de ese proceso: desplazar a la omisión de atender la pobreza urbana es una opción para atender las causas y abrir oportunidades.