Foto: Reuters Azerbaiyán acusó que las fuerzas armenias dispararon cohetes contra Ganja, su segunda mayor ciudad, provocando la muerte de un civil e hiriendo a 32 más. Amenazaron con tomar represalias dentro de Armenia, que negó haber disparado contra Azerbaiyán.  

En un conflicto que se agrava, el presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, exigió que Armenia fije un cronograma de salida del enclave de Nagorno-Karabaj y los territorios circundantes de Azerbaiyán, y dijo que su país no cesaría la acción militar hasta que eso ocurra.

En un discurso televisado a la nación, Aliyev indicó que las fuerzas azeríes avanzaban en una ofensiva para retomar las tierras que perdieron ante los armenios étnicos en la década de 1990.

“El soldado azerí los persigue como un perro, el soldado azerí está parado en sus puestos, les hemos quitado sus armas, estamos cumpliendo la misión de liberación”, declaró.

El contenido y el tono del mensaje de Aliyev dejaron en claro que Azerbaiyán no aceptaría los pedidos de un inmediato cese de las hostilidades, como han instado repetidamente Rusia, Estados Unidos y la Unión Europea.

“Azerbaiyán tiene una condición, y esa es la liberación de sus territorios”, dijo el mandatario, “Nagorno-Karabaj es el territorio de Azerbaiyán. Debemos regresar y regresaremos”.

Casi 300 personas han muerto en la última semana en los combates entre Azerbaiyán y las fuerzas de etnia armenia, incluidos más de 40 civiles.

Los enfrentamientos son los peores desde la década de 1990, cuando murieron unas 30 mil personas y hacen temer a la comunidad internacional por la estabilidad en el sur del Cáucaso, donde los oleoductos llevan petróleo y gas azerí a los mercados mundiales. Además, el conflicto amenaza con arrastrar a otras potencias regionales, ya que Azerbaiyán es apoyado por Turquía, mientras que Armenia tiene un pacto con Rusia.

 

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