20 de noviembre de 1969 en el Monumento a la Revolución. Aún estaba fresca la herida provocada por la sangrienta represión encabezada por el régimen de Gustavo Díaz Ordaz en contra del movimiento estudiantil organizado el año anterior. La clase política se encontraba reunida para conmemorar un aniversario más de la gesta que dio origen al sistema que nos rigió durante más de siete décadas.

Un joven orador, líder de las juventudes priistas, pronunciaba esa mañana un discurso que habría de acompañarlo a lo largo de su carrera. Porfirio Muñoz Ledo justificaba ante el Comandante Supremo de las Fuerzas Armadas de ese entonces la aplastante respuesta oficial frente a lo que él calificó como “los más antiguos trasfondos reaccionarios (que) vinieron a condensarse en la idea de que el deber más imperioso para los mexicanos es disminuir la autoridad del Estado e inventar un nuevo régimen constitucional”.

Muñoz Ledo definió una de las grandes “sabidurías” del sistema, que era “mantener y reiniciar todas sus reformas por una estrategia de sucesivas consolidaciones políticas”. El 68, para el novel funcionario, fue “un punto sin retorno de la historia mexicana que me atreveré a llamar el momento de nuestra madurez revolucionaria”.

Veía claramente en el movimiento estudiantil un intento por frenar las tres décadas de desarrollo que había registrado el país y separarlas de los tres decenios que le restaban al siglo XX y que deberían significar la culminación del proyecto revolucionario institucional.

Arrancaba la carrera de un hombre que habrá de reconocérsele en el invierno de su trayectoria la perseverancia y capacidad de adaptarse a las circunstancias del momento. Pasaron los sexenios y con ellos las múltiples reinvenciones de México como país. A la par, la existencia de Muñoz Ledo como figura de continuidad, equilibrio o ruptura.

El PRI le dio la oportunidad, además de presidir a ese partido, ser subsecretario de la Presidencia, Secretario del Trabajo, Secretario de Educación Pública, precandidato presidencial, consejero cultural en la Embajada de México en Francia y representante de México ante la ONU, entre muchos cargos más.

Al no verse beneficiada la corriente política dentro del PRI que buscaba una evolución democrática para obtener la candidatura presidencial en 1987, abandonó las filas del tricolor. Fue fundador del PRD, partido que presidió y lo hizo legislador en dos ocasiones.

El PARM lo convirtió en candidato a la Presidencia de la República. El PAN, a cuyo primer presidente, Vicente Fox, levantó el brazo tras su victoria electoral, lo llevó a vivir a Bruselas, Bélgica, como representante de nuestro país ante la Unión Europea. Roto su vínculo con el blanquiazul, volvió al PRD de la mano de Andrés Manuel López Obrador en su incansable carrera por llegar a Palacio Nacional.

Una larga trayectoria llena de aciertos, desaciertos e incongruencias. Al hoy aspirante a dirigente nacional de Morena no dejará de acompañarlo aquel discurso adulatorio a Gustavo Díaz Ordaz, personaje que la historia ha colocado en una de los peores rincones del recuerdo.

Segundo tercio. Oscuro panorama para México y el mundo es el que percibe el secretario general de la OCDE, José Ángel Gurría. A nivel global, la caída del Producto Interno Bruto podría ser de -4.5%, mientras que para nuestro país podría alcanzar -10.2%.

Tercer tercio. Hoy más que nunca se impone la necesidad de mantener las medidas de sana distancia. En octubre podría incrementarse el número de casos de Covid-19 por el inicio de la temporada de frío y el repunte de la influenza. Así lo prevé el subsecretario Hugo López-Gatell.

                                                                                                                                                     @EdelRio70