Un grupo marginal de la derecha mexicana ha obtenido notoriedad por una decisión visceral del Gobierno de la Ciudad de México. Al frenar al Frente Nacional Anti Andrés Manuel López Obrador (Frena) el Gobierno de Claudia Sheinbaum hizo que todo México volteara a ver a Gilberto Lozano y sus poquísimos seguidores que quieren derrocar al Presidente.

Que la administración de la jefa de Gobierno haya decidido parar, frenar, a los manifestantes en Avenida Juárez (justo frente a la cancillería, que casualidad) refleja la poca sensibilidad del área política del Gobierno de la CDMX para permitir el derecho de manifestación y libre tránsito de los ciudadanos, aun manifestándose en contra de la propuesta del Gobierno.

Y así como Frena exhibió al Gobierno de Sheinbaum, a otros que los dejó desnudos fue a los opositores formales del Presidente. En esa condición están el PAN, el PRI, los de México Libre y lo que queda en el PRD. Ninguno de los partidos políticos ha podido estructurar una manifestación de inconformidad como la que los extremistas que ya están en el Zócalo han articulado.

¿Dónde quedaron las masas del PRI que llenaban las plazas para Colosio, Zedillo o Madrazo? ¿Dónde está el poder de convocatoria del carismático Fox? En el PRD, sin Cuauhtémoc Cárdenas o López Obrador no son más que un puñado de aliados del PRIAN que ya perdió vigencia y que ya no cuenta.

Felipe Calderón y Margarita Zavala deben estar muy preocupados por el avance de Frena, que ya los rebasó por la derecha. Su organización, en espera de que el Tribunal Electoral ratifique o no la negativa de otorgarles el registro quedó en ridículo, pues a quien se esperaba manifestándose con la fuerza de un expresidente que tiene adeptos aún después de su fallida -y criminal- guerra contra el narco era a Calderón. Pero no, Gilberto Lozano ha demostrado más convicción opositora que Alito Moreno, que Chucho Zambrano, que Marko Cortés y que el propio Felipe Calderón.

Frena ha reventado a la oposición, la exhibió débil y sin propuesta para enfrentar al presidente López Obrador. En México hay una oposición blandengue que no merece ser votada en el 2021.

La Letrina. Adrián Ruvalcaba es alcalde en Cuajimalpa. Hace unos días decidió cerrar una Unidad de Salud que se instaló en esa demarcación para apoyar a personas con bajos recursos. Con el cierre del local, el alcalde usa sus facultades con motivos políticos. Y es que quien abrió ese centro de salud es el exdiputado Roberto Candia. El alcalde ve a un potencial adversario político en Candia y, con los recursos más burdos de un abogado de barandilla, cierra ese lugar al que acudían personas que buscaban prevenir daños en su salud. El alcalde de Cuajimalpa debe comenzar a separar sus intenciones políticas y las de sus allegados, y dejar que la sociedad se organice para autoayudarse. Si ve en Roberto Candia un adversario con el que puede perder su poder político en la demarcación, que lo combata en el terreno político. ¿Tendrá argumentos Ruvalcaba para imponerse a Candia? Sus acciones dicen que el alcalde Adrián Ruvalcaba va perdiendo.

 

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