Como toda crisis, la generada por el coronavirus del SARS-CoV-2 ha provocado un cambio en el comportamiento en el consumo de noticias y en la relación que las audiencias guardan con los medios tradicionales, que han visto fortalecida su credibilidad y niveles de acceso por parte de una sociedad ávida de información corroborada y alejada cada vez más de las llamadas fake news.

 

Si de definiciones se trata, para comprender mejor el concepto de medio tradicional en el ámbito informativo habría que referirse a los diarios, revistas, radiodifusoras y televisoras que coexisten en un mundo inmerso en una revolución digital que ha provocado el surgimiento de nuevas plataformas y métodos para la difusión de noticias.

 

Mucho se ha hablado de la crisis por la que atraviesan los llamados medios tradicionales.

Los factores que confluyen para ello son diversos: precariedad económica que se traduce en una importante merma publicitaria, sobre oferta informativa, competencia desmedida con espacios digitales, desprestigio del trabajo periodístico y el reto de adaptarse a un nuevo ámbito digital.

 

Entre las diferencias que pudieran señalarse entre medios tradicionales y medios digitales se encuentra una que es importante destacar: los primeros están asociados a una forma más rigurosa de ejercer la labor informativa, factor esencial para la recuperación de la confianza en un mercado cada vez más competido.

 

Los datos que arroja el más reciente estudio del Instituto Reuters para el estudio del periodismo, en asociación con la Universidad de Oxford, son alentadores. Una encuesta realizada en Alemania, Argentina, Corea del Sur, España, Estados Unidos y el Reino Unido refleja que “la crisis del coronavirus ha aumentado sustancialmente el consumo de noticias en los principales medios”.

 

En abril de 2020, la confianza en la cobertura mediática del Covid-19 era relativamente alta en todos los países, en un nivel similar a la confianza que suscitan los gobiernos nacionales y significativamente mejor que los políticos. En cuanto a la información sobre Covid-19, la confianza de los ciudadanos en los medios representaba más del doble de la que tenían las redes sociales, las plataformas de video o los servicios de mensajería”, apunta el referido estudio.

 

Este regreso de los medios tradicionales en el ánimo de los consumidores, desafortunadamente, no se ha traducido en un aumento en los flujos publicitarios, parte toral para su subsistencia. En una estimación para este 2020, Havas Media Group advierte que la caída de este mercado en México podría ser de 24%.

 

Confianza sí, ingresos no. El panorama para los medios de comunicación se avizora complejo. Dos grandes retos habrá que enfrentar en los años venideros: la urgente necesidad de diseñar y poner en marcha innovadores modelos de negocios así como preservar los principios de un periodismo riguroso e independiente. Para México, dado el contexto actual, ambos resultarán complejos de alcanzar.

 

Segundo tercio. La noticia se esperaba desde hace unos días en la Cancillería. El subsecretario para América del Norte, Jesús Seade, se vio orillado a retirar su candidatura a la dirigencia de la Organización Mundial de Comercio al no alcanzar los votos mínimos para continuar en la contienda.

 

Tercer tercio. Mejor desempeño tuvo en su momento Herminio Blanco en la búsqueda del mismo cargo. En 2013 alcanzó la ronda final para perder ante el brasileño Roberto Azevedo.

 

                                                                                                                                                   @EdelRio70