La igualdad, la soberanía y el amor al prójimo fueron los nuevos vivas que el Presidente Andrés Manuel López Obrador agregó a su arenga del 210 Aniversario de la Independencia de México, que por primera vez se realizó sin público por la epidemia activa del coronavirus.

Antes de iniciar la ceremonia oficial, se entonó el toque de silencio en memoria de las víctimas de la epidemia.

El mandatario salió a las 11:01 horas al balcón presidencial, acompañado de su esposa Beatriz Gutiérrez Müller, quien a la vez es titular del Consejo Honorífico de la Comisión Presidencial de Memoria Histórica.

“Mexicanas, mexicanos, ¡viva la independencia! ¡Viva Miguel Hidalgo y Costilla! ¡Viva José María Morelos y Pavón! ¡Viva Josefa Ortiz de Domínguez! ¡Viva Ignacio Allende! ¡Viva Leona Vicario! ¡Viva el heroico pueblo de México!

“¡Vivan las comunidades indígenas! ¡Viva la grandeza cultural de México! ¡Viva la libertad!¡Viva la justicia! ¡Viva la democracia! ¡Viva la igualdad! ¡Viva nuestra soberanía! ¡Viva la fraternidad universal! ¡Viva el amor al prójimo! ¡Viva la esperanza y el porvenir! ¡Viva México! ¡Viva México! ¡Viva México!”, fueron los 20 vivas que integraron el Grito, el cual tuvo una duración de casi dos minutos.

Al estar el Zócalo en silencio, pues sólo estuvo escaso persona del seguridad y medios de comunicación, un coro de la Secretaría de Marina se colocó al frente de la puerta principal del Palacio para replicar cada uno de los vivas del mandatario.

Además, tocó en 45 ocasiones la campana de Dolores, la cual hizo sonar el cura Miguel Hidalgo en 1810, luego ondeó la bandera y al término sonó el Himno Nacional con música grabada.

Tras el Grito de Independencia, en el Zócalo capitalino, donde se encendió un mapa de la República Mexicana formado con mil 600 focos LED, se encendió la denominada Llama de la Esperanza, alimentada por un pebetero de gas de 50 kilogramos.

La ceremonia también incluyó un espectáculo de juegos pirotécnicos, que duró aproximadamente minutos.

En esta ocasión fueron ausentes los cornetazos, silbatazos, gritos, risas, banderas ondeando, espumas e incluso las frases de apoyo al Presidente “es un honor estar con Obrador”, las cuales se escucharon hace un año entre el público.

Los edificios que rodean a Plaza de la Constitución lucieron sombríos, pues no se observaron personas en sus balcones presenciando el Grito y sólo escazas luces en los ventanales de sus pisos, salvo el iluminado patrio que se colocó a inicios de este mes.

Tras permanecer 16 minutos en el balcón, el Presidente acostumbrado a las masas, y que logró congregar 130 mil personas hace un año, dio la espalda al Zócalo para regresar a los pasillos de Palacio Nacional sin aplausos ni gritos que le arroparan.