Foto: Reuters Las manifestaciones se asemejan a lo ocurrido en Estados Unidos, cuando abusos policiales despiertan la ira de ciudadanos y toman las calles.  

Las autoridades de la capital colombiana, Bogotá, pidieron ayer perdón a las familias de las 10 personas muertas y a los cientos de heridos que dejaron dos noches de violentas protestas contra la brutalidad policial, en un acto en el que se rindió un homenaje a las víctimas.

Las protestas comenzaron el miércoles, en Bogotá y en la vecina ciudad de Soacha, después de que Javier Ordóñez, de 46 años, murió tras recibir sucesivas descargas eléctricas con una pistola paralizante por parte de dos policías, un hecho grabado en video y ampliamente difundido por las redes sociales.

Ordóñez, padre de dos hijos, fue llevado a un cuartel en donde sus familiares aseguran fue sometido a más abusos y luego a una clínica, en donde falleció, desencadenando las violentas protestas en las que cientos de manifestantes se enfrentaron a la Policía, destruyeron e incendiaron más de 60 estaciones policiales y decenas de autobuses de servicio público.

“Estamos aquí para pedirle perdón a todas las víctimas de abuso policial, a todas las víctimas y ciudadanos heridos, a todas las víctimas y ciudadanos fallecidos en estos hechos”, dijo la alcaldesa de Bogotá, Claudia López, en el acto que se realizó en la histórica Plaza de Bolívar.

“Estamos aquí para reconocer la gravedad de los hechos, de lo ocurrido”, agregó la funcionaria al inicio de una ceremonia, a la que asistieron familiares de las víctimas y jerarcas religiosos.

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